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FILOSOFIA - Filosofía Presocrática
EMPEDOCLES
EMPADOCLES de Agrigento florece hacia 443. Procedía de una ilustre y poderosa familia, fue
médico, taumaturgo, poeta, y aprovechó sus inmensas riquezas para hacer todo el bien posible a
sus conciudadanos; pero no intervino en la vida política. Su doctrina es una síntesis ecléctica.
Situado en la encrucijada del pitagorismo, el heraclitismo y la escuela de Elea, propone su
filosofía
electiva: cuatro elementos (la tierra, el aire, el agua y el fuego), y dos principios
dinámicos: la Discordia y la Amistad.
Sexto Empírico, Simplicio, Plutarco y San Clemente de Alejandría, nos han conservado cerca de
quinientos versos de Empédocles. He aquí uno de los textos de Plutarco: "Hay cuatro elementos
de todas las cosas. El ardiente Zeus, y Hera que lleva la vida; Aidonea y Nestis, cuyas lágrimas
riegan las fuentes de los mortales. Te diré además: no hay origen para ninguno de los seres
mortales, ni fin con muerte funesta; sino sólo mezcla y separación de la mezcla. El nacimiento es
un nombre dado por los hombres, porque del no ser es imposible que nada nazca; y el ser no
puede perecer, ello es absolutamente imposible". Ex nihilo nihil, in nihilum nil posse reverti. Es
la traducción latina del pensamiento de Empédocles, que se encuentra en el célebre poema de
Lucrecio, rotulado De natura rerum.
En suma, cuatro elementos y dos leyes de acción de los propios. En la imposibilidad de admitir
un solo ser, si el movimiento y la transformación existen, Empédocles trata de cuatro elementos,
que en sus combinaciones diferentes se acercan y separan por las leyes del amor y de la
discordia. Los mismos dioses inmortales proceden de los principios del universo, como los
árboles, los hombres, y las mujeres, las fieras, las aves y los peces del mar.
El hombre se concibe por Empédocles como dotado de pensamiento, circulante en las gentes,
como la sangre que en el cuerpo humano hierve en el corazón. Felices serán quienes posean
pensamientos divinos. La ley universal reina sobre el éter inmenso, eternamente, como sobre la
luz infinita.
Además Empédocles afirma la teoría de las reencarnaciones, afirmación que lo acerca a los
pitagóricos. Diógenes Laercío, en su célebre libro sobre la vida de los filósofos antiguos, trae al
respecto: "Sí, ya fui en otro tiempo un joven, una muchacha, un arbusto, un pájaro, y, en el mar,
un pescado mudo".