FILOSOFIA - Platón
PLATON Y ARISTOTELES
Heine citado por Jung, en su libro Alemania, ha trazado, refiriéndose a Platón y Aristóteles,
como Goethe, Coleridge y otros más, un ensayo de tipología psicológica o, al menos, los
fundamentos de la tipología.
"Platón y Aristóteles. He aquí no sólo dos sistemas, sino dos naturalezas humanas distintas, que
desde tiempos indeciblemente lejanos, y bajo todos los hábitos imaginables, se enfrentan más o
menos hostilmente."
Para el poeta alemán, la diferencia que media entre los sistemas aristotélico y platónico, procede
sobre todo del tipo psicológico diferente de ambos grandes filósofos. Uno de ellos sería
Platón- el introvertido de Jung, y otro Aristóteles el extravertido.
Mira el filósofo de Atenas el secreto del mundo en lo interior del alma; por esto hay que filosofar
con todo el espíritu en la prosecución de la verdad.
El sabio de Estagira atiende al mundo cambiante de los fenómenos, a la amplia, fecunda región
de la experiencia; no sólo al orbe platónico, en que las "Ideas" incorruptibles asumen su valor, su
realidad absoluta.
No es que Aristóteles rechace de plano la concepción de su maestro. No es de este modo. El
Estagirita cree en las formas eternas; pero las descubre y conjuga sobre el mundo que le da la
experiencia; con él las trama, como "esencias" de los seres individuales. Aristóteles es alumno de
Platón; pero discípulo también y observador asiduo del mundo real. ¡Por esto se vierte sobre el
mundo y atiende a su vida palpitante!
Y como toda la filosofía de la Edad Media, tanto entre los cristianos como entre los árabes, se
inspira en Platón y en Aristóteles, Heine reflexiona con respecto a la cultura occidental:
"Naturalezas febriles, místicas, platónicas desentrañan con reveladora virtud las ideas cristianas
y los símbolos inherentes a ellas, de los abismos de su espíritu".
Este es el caso de los grandes escolásticos San Anselmo y San Buenaventura. Tanto el inventor
del argumento ontológico, como el continuador de la tradición agustiniana, en el siglo mur,
fueron naturalezas "platónicas" que buscaron la verdad, en pos de San Agustín, dentro de la
conciencia. En lo profundo del espíritu, está la comunicación con las "Ideas" de Platón. Como lo
dijo el filósofo de Hipona: "En lo interno del hombre habita la verdad". Por esto, según San
Anselmo, Dios se demuestra por su idea. La existencia es un atributo necesario del ser divino.
"Naturalezas prácticas, ordenadoras, aristotélicas, construyen con estas ideas y, estos símbolos,
un sistema firme, una dogmática y un culto". Este sería el caso de Santo Tomás de Aquino, el
sistematizador por antonomasia del pensamiento escolástico, que recoge tanto la* herencia
agustiniana como la aristotélica, tanto el ímpetu platónico como la disciplina peripatética, y forja
el monumento de la Suma Teológica y la Suma contra los gentiles.
La psicología de Jung, cuyo campo es el trato con enfermos nerviosos, enseña que la diferencia
entre la actitud platónica y la aristotélica corresponde a los tipos de introversión y extraversión.
Sostiene el psicólogo que "al considerar el proceso de la vida humana, se observa que el sino de
unos está condicionado más por los objetos de su interés; mientras que el de otros lo está más
por la propia intimidad, por el sujeto".
Y como todos los hombres nos inclinamos más hacia uno que hacia otro lado, somos platónicos
o aristotélicos, "y por modo natural tendemos, en cada caso, a interpretarlo todo de acuerdo con
nuestro propio tipo". He aquí cómo la diferencia de las dos filosofías ha venido a inspirar una
tipología psicológica, que se exhibe con un alto relieve.
Si Rafael en su célebre pintura La Escuela de Atenas, sitúa en el centro de la memorable alegoría
a Platón con su hermoso ademán que muestra el cielo, el "orbe uranio", asiento de las "Formas",
y a su lado a Aristóteles señalando y cubriendo con su diestra mano la tierra, campo de la
observación de la vida y los seres individuales de la existencia, es que el genial pintor simboliza,
plásticamente, a ambas especies de hombres que componen la humanidad: quienes buscan la
verdad y el valor de la vida en los múltiples datos del mundo, Y quienes en su
ensimismamiento hallan la base de su convicción y el secreto de su existir.
Todos somos, imperfecta e inevitablemente, introvertidos platónicos o extravertidos aristotélicos;
pero ellos dos, Aristóteles y Platón, polarizaron la vida psicológica.
Porque todo individuo de nuestra especie posee ambos atributos relativos a la extraversión y la
introversión; y sólo el predominio relativo de uno de ellos, 'es lo que lo define en su ser personal.
Y por lo que mira a la investigación metafísica, sólo tal vez atisbando el enigma del ser desde
ambos miradores distintos, ha sido posible dotar a la filosofía de datos suficientes para
constituirla. Porque en el acervo de la ciencia, se reúnen los resultados de la especulación
desinteresada de introvertidos y extravertidos filosofantes.