FILOSOFIA - La filosofía helenístico-romana
EL NEOPLATONISMO
El último sistema filosófico de gran estilo creado por los griegos es el neoplatonismo. Su autor
es PLOTINO (204270), nacido en Licópolis (Egipto). Los comienzos de la nueva corriente hay
que buscarlos en Alejandría con AMMONIO SACCAS (175-250). De éste recibió su influencia
decisiva Plotino, quien, más tarde, se trasladó a Roma, en donde fundó su famosa escuela
filosófica, muy personal, aunque él haya creído haber sido un genuino discípulo de Platón. La
obra filosófica de Plotino consta de seis grupos de nueve libros cada uno; de ahí el nombre de
Enneadas (novenas) con el que se le conoce y designa.
El punto de partida de filosofía de Plotino es Dios, origen y fundamento de toda realidad. Dios
es el Uno, que "rebosa y se expande", originando, por emanación, todos los seres. El Uno no
encierra en sí diferentes elementos. No es materia, porque la materia está formada por partes
extensas. Tampoco es espíritu. El Uno está por encima de la materia y por encima del espíritu.
Hay más: gracias al Uno existe la materia y el espíritu. Como la materia y el espíritu se reparten
la totalidad del ser, el Uno está por arriba del ser. La perfección infinita del Uno lo coloca más
allá de toda determinación conceptual, y sólo puede ser caracterizado por vía de negación. (El
Uno no es grande, no es sublime, no es espiritual,...). Esta es la Doctrina de la teología negativa
de Plotino.
Para explicar Plotino el acto metafísico de la emanación, echa mano de la imagen de la luz
(metafísica de la Luz). Esta, sin alterarse, ilumina las tinieblas y crea a su alrededor una
atmósfera de claridad que se va haciendo menos intensa a medida que se aleja del punto
originario, hasta borrarse en los abismos de las sombras. Las emanaciones del Uno son más
imperfectas a medida que se alejan de El, a través de las diferentes regiones, y al fin, acaban por
tocar lo oscuro, lo malo (la materia).
La expansión de lo Uno procede por grados. Lo Uno produce de sí el espíritu y su objeto (las
Ideas). La siguiente etapa de la emanación plotiniana es el alma y su creación (el Mundo). Este
es la determinación de lo indeterminado, del no-ser, la materia. La materia como mera
negatividad del ser viene a fundar la ética y la teodicea: la materia es lo malo y lo demoníaco,
pero es un medio necesario para la realización de lo bueno y de lo santo. También la metafísica
de la luz constituye el primer ensayo de una estética metafísica: la belleza es la iluminación ideal
de la materia, del espacio vacío y tenebroso.
Plotino hace del concepto de belleza un concepto fundamental de la explicación ontológica del
mundo, y de esta suerte elabora el primer ensayo de una estética metafísica. La filosofía
precedente no había dado importancia al concepto filosófico del arte. "Se ha necesitado del total
desarrollo de la vida espiritual de la antigüedad, y de aquella intimidad que alcanzaba en el
período religioso, para producirse la conciencia científica del más elevado y exquisito de los
bienes de la cultura griega; y el concepto en que esto acontece es, por tanto, característico para la
evolución de la que él brota: la belleza, que habían creado y gozado los griegos; se ve ahora en
ella el imperio victorioso del espíritu en la exteriorización de sus apariencias sensibles. Incluso
este concepto es un triunfo del espíritu que, en el desarrollo de sus actividades, capta al fin su
propia esencia y la concibe como principio cósmico". (Windelband).
Paralela a la marcha descendente de la emanación tiene efecto un proceso ascendente de los
seres individuales a Dios. En esta idea se funda la ética y la mística plotinianas. El hombre
bueno anhela un retorno a la divinidad, que consta de tres etapas. La primera es la ascesis, o sea
la permanente renuncia de los placeres sensibles: su virtud es la catarsis. La segunda etapa es la
contemplación de la verdad y de la belleza: su virtud es la theoría. La tercera y definitiva etapa
es el éxtasis, es decir, el salirse de sí para buscar contacto directo con la divinidad. El éxtasis es el
privilegio de las almas puras.
El discípulo más importante de Plotino fue PORFIRIO (232-304), cuya resonancia histórica
proviene de los comentarios que hizo de la filosofía de Platón, y, sobre todo, de Aristóteles. Más
tarde, representaron el neoplatonismo, por cierto muy deformado: jANlsLTOo, en Siria; EDESIO,
en Pérgamo; JULIANO EL APOSTATA, en Roma; PROCLO, en Constantinopla, y PLUTARCO,
en Atenas.