ECONOMIA POLITICA - La distribución
POR QUE VARIA EL INTERES
El interés, como el precio de todos los bienes, obedece a la ley de la oferta y de la demanda.
La demanda de capital líquido depende de la productividad de los bienes de capital; si esta
productividad aumenta, aumentará también la demanda de capital líquido, pues ya hemos
visto que éste puede transformarse en bienes de capital. En épocas de prosperidad, cuando
existen muchas posibilidades de inversión, la demanda de capital aumenta, y la tasa por
consiguiente tiende a elevarse. En épocas de depresión, al escasear las posibilidades de
inversiones remuneradoras, hay abundancia de capitales inactivos, y por lo tanto, la tasa de
interés tiende a bajar.
El tipo variará también debido a razones técnicas relacionadas con la naturaleza de los
bienes de capital que se utiliza en cualquier momento. Cuanto más de prisa se gasten o
lleguen a ser anticuados y tengan que reemplazarse, tanto mayor será la demanda de
nuevo capital líquido para substituirlos.
Al contrario, los cambios seculares en la expectativa normal de vida pueden hacer variar el
tipo en largos períodos de tiempo. Como hubiera sido de esperar, el gran aumento de la
duración normal de vida en Inglaterra durante el siglo XIX estuvo acompañado por una
disminución del tipo de interés, a pesar de todos los inventos que aumentaron la
productividad del capital durante la misma época. Pues si un hombre espera vivir
cincuenta años sabe que un tipo de interés del 2 % le permitirá recobrar en vida su capital;
mientras que si sólo espera vivir veinticinco años, necesitará el 4 % para recobrarlo.
También dependerá del bienestar de que goce el conjunto de la sociedad. Si sólo tienen lo
suficiente para vivir de una manera miserable sin morirse de hambre, es evidente que no
pueden ahorrar nada en absoluto; si tienen un buen margen de qué disponer se encuentran
en libertad para ahorrar o gastar según les place; y si son extraordinariamente ricos les es
muy difícil gastar todos sus ingresos y ahorran casi de un modo automático.
La forma en que se crea que el futuro se desenvolverá influirá asimismo sobre el tipo de
interés. Antes hemos dicho que el interés puro no incluye el pago, por soportar el riesgo de
que la empresa no resulte lucrativa; pero existe otro riesgo: el de que la persona que hace la
inversión no disfrute del beneficio. Aparte de la vida humana, existe la de los
acontecimientos políticos, posibilidades de guerra, desórdenes o altos impuestos. La tasa
pura de interés, lo mismo que la tasa comercial, será mayor en países que ofrezcan una
media de tres revoluciones anuales que en un país relativamente estable.
La actitud que tenga una comunidad hacia los lazos familiares influirá en la altura de la
tasa. Será menor cuanto mayor sea la cantidad que se piense debe dejarse a los
descendientes, pues tanto menor será el descuento sobre el futuro posterior a la vida del
individuo que toma la decisión de ahorrar o no ahorrar.
Estas son las causas principales que hacen variar el tipo de interés. En realidad, puede ser
difícil predecir, en un momento determinado, cuáles serán las consecuencias que tenga
algún cambio de condiciones sociales o técnica industrial sobre el tipo de interés, porque
una misma causa, por ejemplo, un nuevo invento, puede actuar en sentidos opuestos,
aumentando, digamos, la productividad técnica y al mismo tiempo ahorrando capital. Un
invento que abaratara e hiciera tan seguro el transporte por aire que llegara a ser de uso
universal, ocasionaría directamente, por un lado, una gran demanda de nuevo capital de
préstamo, pero también causaría indirectamente, por otro, una baja de la demanda de
ahorros destinados a crear una reserva para la depreciación de los ferrocarriles.