DERECHO PRIVADO La familia
EL DIVORCIO
He aquí la cuestión más debatida a propósito de todas las conyugales. La idea favorable al
divorcio y su práctica general se van abriendo un camino amplísimo y cunden por todas
partes (le la manera más alarmante. Descasarse es hoy mucho más fácil que casarse y aun
que celebrar cualquier otro contrato, como la venta de un objeto o la solemnización de un
préstamo. Ello es consecuencia de mirar el matrimonio como un simple contrato.
Prescindiendo de su aspecto religioso, que sólo deben tomar en cuenta los creyentes en una
religión, el matrimonio es una institución social y ha de considerarse en tal aspecto, dándole
la consistencia de una ligazón que no depende de la voluntad de las partes. Parece muy
lógico y humano que cuando unas personas no se encuentren conformes con lo que
contrataron, lo echen por tierra, pero cuando se advierte que las naciones donde el divorcio
está admitido (véanse los ejemplos de Norteamérica y Cuba) los divorcios se producen miles
y miles de veces por pretextos fútiles o risibles, fácilmente se comprende que el divorcio
acarrea, en esencia, la destrucción de la familia y después de ella, la negación de la sociedad.
Por diversas partes apuntan ya las corrientes rectificatorias.
Pero luchar hoy contra la fiebre divorcista es tiempo perdido. Hay que dejar pasar esa moda.
Bastante se hará si se disminuyen las causas de divorcio, si desaparece de entre ellas la mera
conformidad de los interesados y si se aminoran las facilidades procesales que
temerariamente se están concediendo en algunos países a cuantos quieren inventar un pleito
de divorcio.