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DECORACION DE INTERIORES - El niño, gran habitante de la casa
LOS JUGUETES Y LOS JUEGOS
Dentro de la habitación destinada a los niños, tienen primordial importancia los juguetes,
puesto que son las piezas, las herramientas, con las cuales realizan su trabajo diario, logran
destreza; tienen idea de movimiento, de color y de velocidad, adquieren la sensación de
choque, de fuerza, de energía, de peso, de belleza, de propiedad, de equilibrio, etc.
Es a través de esa mecánica simple e ideal del juguete, de su forma y color, cómo va
recibiendo las primeras sensaciones, que aprende y crece. Por lo tanto, debe ponerse especial
cuidado en su elección; y aquí, como en lo que a los muebles se refiere, debe evitarse todo
cuanto puede ser un peligro físico a su cuerpo, las puntas hirientes, los perfiles agudos, los
objetos frágiles y que pueden causar disturbios en sus juegos.
El niño busca a menudo formas de expresión. Juega en la playa y da forma a los puñados de
arena. Generalmente se le deja: "Porque no se ensucia".
Pero juega con la tierra en igual forma, moldea, crea formas, se expresa por su intermedio, y
aquí viene la prohibición: "No, porque se ensucia". Adiós escultura. Otras veces quiere
pintar. Encuentra en los colores brillantes y vivos una oportunidad de descargar su vida
interior ya comprimida por tantas reglamentaciones y órdenes. Pero pobre de él si se quiere
pintar bigotes o cubrir sus manos con color: "No, porque te ensucias"; y adiós pintura.
Vuelve a
quedarse sin medios para expresar aquella fuerza que hoy brota incesante y
pujante en él.
Entonces decide tocar el tambor. Los golpes van y vienen, ensaya unos pasos de danza que
adquieren mayor energía a medida que el ritmo se hace vivaz, y como el padre duerme, tras
un azote, se queda sin tambor y sin danza. Entonces no le queda más remedio que la voz.
Comienza a dar gritos con un poder insospechado, y si es posible se tira al suelo para
ensuciar aquella ropa inmaculada por la que no ha podido usar sus manos con la tierra y sus
colores cuando estaba pintando. Sus gritos despiertan al padre, acude la familia, una
reprensión mayor y a la cama. Y luego dirán: "Tiene tan mal carácter este niño..."
La observación y el verdadero afán por comprenderlos, subsanará muchos inconvenientes
entre el niño y las personas mayores que con ellos hemos de vivir.
La comprensión de su personalidad, el respeto por sus reacciones y la inteligente
observación de sus razones y sus porqué —nunca el niño hace nada sin un profundo
porqué—, irán dando la clase más segura de elementos para ayudar a crear su mundo dentro
de la casa.
Un niño feliz será el pago de estos afanes inteligentemente dirigidos, y dentro de un hogar
nada puede equipararse a esa hermosa realidad.
Si aprovechamos esas oportunidades que el niño mismo va dando, lograremos determinar
ese ambiente cálido y tranquilo, poblado por su propia y sana imaginación, donde crecerá
sin moldes que ajusten su individualidad, y donde sus más puras expresiones le permitirán
crear un mundo hermoso, y contribuir él mismo a la felicidad de los otros, incorporándose al
movimiento de la casa en todo cuanta ésta tenga de trabajo, afanes, luchas y alegrías.