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BANCO Y MONEDA - El poder de compra de la moneda
SUS DIFICULTADES
Sin embargo, si confeccionamos un índice del costo de la vida de una clase trabajadora
típica, no podríamos sostener que sus fluctuaciones puedan servir para medir el poder de
compra de la población en general, porque los consumos, salvo aquellos imprescindibles,
están en función de los gastos del consumidor que dependen del monto de sus réditos
monetarios.
Otra dificultad se encuentra en el cambio de los hábitos del público. Los consumos de la
clase media en el año 1949 no son los mismos que en el año 1900.
Han aparecido consumos nuevos, como el automóvil, la heladera eléctrica, la radio, el cine,
etc., que no existían en aquel entonces, de modo que si se hubieran tomado los elementos
constitutivos del índice del costo de la vida en el año 1900, y se los siguiera tomando en el
año 1949, es notorio que estaríamos dando un movimiento falso del poder de compra de la
moneda.
Para demostrar la complejidad que reviste este asunto, bastaría recordar el problema
demográfico de Inglaterra, cuya tasa declinante de natalidad produce el envejecimiento de la
población. La cantidad de artículos para niños de corta edad utilizada en el consumo de la
clase obrera o media a comienzos del siglo, es muy distinta en el actual, porque en buena
parte esos consumos han tendido a disminuir.
Otra dificultad observada en el curso de la segunda guerra mundial, fue el racionamiento de
los artículos comprendidos en los índices del costo de la vida.
Antes de la última guerra, el Departamento de Trabajo inglés inició la confección de un
nuevo índice. Como al comenzar el conflicto se racionaron los artículos y muchos de los que
estaban en el consumo habitual desaparecieron, modificándose el régimen dietético, se
planteó la necesidad de que el gobierno confeccionara un nuevo índice tomando los
consumos en el momento de empezar el conflicto, para poder seguir el proceso durante el
período de transición de la posguerra.
Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que al comerciante o al industrial no le interesa mucho el
nivel general de precios, sino la situación particular del producto que negocia o fabrica.
Desde el punto de vista económico general, conviene conocer la influencia general de los
precios, y saber hasta dónde resulta apropiado agrupar los distintos precios en un nivel
general. Es éste un asunto que aún no ha sido definitivamente dilucidado en el terreno
científico.