BANCO Y MONEDA - Las finanzas públicas en la segunda guerra mundial. La inflación
EL SERVICIO DE LA DEUDA PUBLICA Y LA RENTA NACIONAL
Corno dice acertadamente la revista londinense "The Economist", al comentar esta tesis de
los presupuestos compensatorios, el problema consiste en establecer si los excedentes de los
años prósperos serán suficientes para hacer frente a los déficit de los años magros. Existen a
su juicio dos razones poderosas para considerar que los déficit serán mucho mayores que los
superávit.
La primera es de carácter político y es que en los años buenos habrá demandas de
desgravación impositiva que al reducir los recursos impedirán aumentar los excedentes
monetarios del fisco.
En nuestra opinión, a ese hecho debe agregarse la presión política ejercida en épocas de
prosperidad para llevar al máximo los gastos públicos que torna estéril toda tentativa
financiera de mantener cierta continencia en las expensas, cuyo abultamiento acelera en
forma inconveniente el movimiento ascendente del ciclo económico.
La segunda dificultad es de carácter económico y estriba en que en los países
industrialmente adelantados puede suceder que para conseguir en los años malos la
ocupación plena, se requiera una mayor inyección de gastos financiados con déficit, que los
que puedan recuperarse con la extracción de las disponibilidades acumuladas en los años
buenos.
Habrá que tener entonces especial cuidado en que el aumento de la deuda pública no afecte
en forma desfavorable la evolución de la economía nacional, para lo cual deberá disponerse
que el servicio de la deuda pública se mantenga en una relación estable con la renta
nacional.
Uno de los principales sostenedores de estas ideas en Norteamérica es el profesor Alvin H.
Hansen de la Universidad de Harvard, quien considera que la deuda pública que tiene
actualmente Estados Unidos no debe preocupar, cuando se la compara con la renta nacional
de ese país, si se recuerda que 125 años atrás la deuda inglesa era más del doble del rédito
nacional; que dicha deuda nunca fue pagada ni reducida sustancialmente; que en el
aumento que tuvo lugar después de la primera guerra mundial se mantuvo la misma
relación con el rédito nacional, y que no existen pruebas de que su magnitud fue perjudicial
para las inversiones y la ocupación.
Cabe decir finalmente que los opositores al principio del presupuesto compensatorio,
sostienen que la experiencia presupuestal norteamericana que comenzó en el año 1926, no
constituye un elemento convincente de apoyo a la política fiscal anticíclica, por lo que
propugnan el retorno a los principios ortodoxos de las finanzas públicas que exigen el
equilibrio anual del presupuesto.