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BANCO Y MONEDA - Los Bancos Centrales y la regulación del mercado monetario
EXPERIENCIA DE LOS BANCOS CENTRALES EN AMERICA LATINA
El economista Robert Triffin ha hecho recientemente un análisis de la política seguida por
los Bancos Centrales en la América latina, cuya divulgación juzgamos de interés por las
conclusiones a que llega dicho escritor.
Su clasificación comprende los siguientes grupos:
1- Bancos de descuentos (Chile, Colombia, Ecuador, Perú. El Salvador y Venezuela).
2- Bancos Centrales modernos (Argentina, México, Cuba y República Dominicana).
3- Bancos de actividades heterogéneas (Guatemala, Paraguay, Haití, Uruguay, Costa Rica,
Nicaragua y Bolivia).
4- Inexistencia de Bancos Centrales (Brasil, Panamá y Honduras).
El primer grupo, que abarca la zona occidental de América del Sur, incluye a los Bancos
Centrales de Chile, Colombia, Ecuador y Perú, que deben su organización a las misiones del
profesor norteamericano Edwin Walter Kemmerer, que visitó esos países en el período 1920-
1929.
El capital de dichos bancos estaba integrado por el gobierno, los bancos accionistas y el
público. Se establecían condiciones precisas respecto al otorgamiento del crédito, teniendo
en cuenta el origen de los documentos ofrecidos al redescuento, el número de firmas y los
plazos de vencimiento. Se autorizaban adelantos al gobierno en cantidades limitadas y se
podían conceder préstamos al público.
La experiencia demostró que el papel que podía ser ofrecido a dichos bancos era escaso y la
tasa de descuento ineficaz.
Los Bancos Centrales creados por Kemmerer no pudieron contrarrestar las tendencias
inflacionistas del mercado en el lapso 1920-29 ni el proceso deflacionista de los años 1929-31,
que los obligó en el último período a depreciar la moneda y a implantar el control de
cambios.
Desde este momento dichos Bancos Centrales se embarcaron en una política expansionista.
Sus préstamos —una vez modificadas las disposiciones legales— se dirigieron
principalmente al gobierno, a instituciones de fomento, bancos oficiales, etcétera.
Estas modificaciones alejaron a los Bancos Centrales de los principios originarios
implantados por Kemmerer.
Los otros dos bancos de descuento corresponden a El Salvador y Venezuela.
El primero es una institución similar a los bancos Kemmerer, aunque de normas más
estrictas, no pudiendo actuar con eficacia en la plaza por la falta de un mercado para los
títulos públicos.
El Banco Central de Venezuela, de fundación reciente (1939), no puede realizar operaciones
de mercado abierto, pero tiene facultades para modificar los efectivos mínimos que
mantienen los bancos accionistas en el Banco Central.
La segunda categoría corresponde a los Bancos Centrales modernos de la Argentina y
México.
Al primero se le prohíbe tener relaciones directas con el público y tiene facultades para
operar en el mercado abierto. Estas últimas operaciones también se autorizan en el Banco de
México, pero tienen menor importancia que en la Argentina, debido al poco interés que
existe por los valores oficiales, así como por la endeblez que caracteriza el mercado
financiero mexicano.
El tercer grupo de bancos incluye a los que realizan actualmente actividades heterogéneas y
comprende a Guatemala, Paraguay, Haití, Uruguay, Costa Rica, Nicaragua y Bolivia.
Estos bancos se han desarrollado con anterioridad a la creación de los Bancos Centrales de
tipo ortodoxo, y sus actividades de bancos de Estado tienen carácter heterogéneo al unir a
sus funciones de Banco Central, las correspondientes al movimiento comercial, agrícola y
aun hipotecario.
Algunos de estos bancos dividen sus funciones en varios departamentos, como son el de
Emisión, el Bancario y en ciertos casos el Hipotecario.
Según Triffin, el sistema de departamentos independientes parece ser una medida
transaccional entre los "bancos de bancos ortodoxos" y los bancos de
Estado con diversas
funciones que existían en esos países antes de haberse fundado los Bancos Centrales de
estructura moderna.
Los países restantes (Brasil, Panamá y Honduras) carecen aún de Banco Central, pero en
algunos de ellos ya se ha propiciado y discutido la organización de instituciones de esa
clase.
El economista ya citado, a quien seguimos en esta exposición, sostiene que la regulación
monetaria en América latina está determinada por los siguientes hechos: