ASTRONOMIA - Expansión del universo
TEORIA DE EDDINGTON
EDDINGTON, uno de los más insignes adalides de la teoría de la expansión del universo,
opina que no es posible hallar mayor coincidencia entre la teoría y la observación, si bien
reconoce que la teoría está sujeta a serias objeciones, siendo una de las principales la de que
con ella se acortan notablemente las épocas previstas por la escala de tiempos más en boga
entre los astrónomos actuales. En efecto, los billones de años generalmente admitidos
débense reducir en un 90%, lo cual dificulta hasta tal punto la evolución cosmogónica
indispensable para muchas teorías, que varios astrónomos creen en una interpretación
errónea del corrimiento, hacia el rojo, de las rayas espectrales de las nebulosas más remotas.
Pero, contra estas interpretaciones, Eddington aporta un argumento, según él, decisivo, al
calcular la curvatura del espacio-tiempo por medios puramente físicos. Empleando luego el
valor así hallado de la constante cósmica, en el cálculo de las velocidades de alejamiento de
las nebulosas, obtiene para éstas un valor del mismo orden que el que da la observación.
Siendo el número de electrones del universo entero, según cálculos del mismo Eddington, de
1,29 x 10" y el radio primitivo del universo antes de iniciarse su dilatación de 1.068 millones
de años de luz, deduce el referido autor que la velocidad de dilatación del universo es de 528
kilómetros por segundo por cada megaparsec de distancia. Ahora bien, las determinaciones
derivadas de las observaciones de las nebulosas espirales dan una dilatación de 430 a 550
kilómetros por segundo. Más aun, la teoría de Eddington da también para la relación entre
las masas del protón y del electrón el valor 1.847,6, muy semejante al que proporciona la
observación (1850).
Eddington aduce todavía otros datos curiosos, que conviene tomar con la más prudente
reserva. La masa total del universo expresada en gramos, calcula que es de 2,14 x 10
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, con lo
que, según el mismo autor, hay material bastante para 100.000 millones de galaxias. Nuestra
propia Galaxia o Vía Láctea supone ser, con respecto al sol, 10'1 veces mayor, lo que equivale
en gramos a 2 x 10
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. Por esto es de opinión que la masa de las diferentes galaxias es algo
inferior a la de la Vía Láctea. En la actualidad, para dar la vuelta al mundo a la velocidad de
la luz se necesitarían 10
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, o sea, 100.000 millones de años, siendo así que, cuando comenzó la
expansión, hubieran bastado 6.700 millones de años. Con el gran telescopio de Monte Wilson,
de dos metros y medio de diámetro, sólo se conoce la fracción de una centésima del universo
en cada dirección.
Pero el famoso astrónomo inglés todavía deduce de la teoría de la expansión otras
consecuencias, las más desconcertantes. Así, por ejemplo, sostiene que, en el decurso de la
expansión, hay un momento determinado, después del cual deja de ser posible todo
recorrido alrededor del universo. Dando por descontado que, en la actualidad, se ha
rebasado este momento, resulta que cualquier rayo de luz nunca volverá al punto de partida,
después de haber dado la vuelta en torno del universo: así que, para sernos posible a
nosotros, idealmente, ver alrededor del mundo, los acontecimientos presenciados deben
haber ocurrido antes del momento crítico.
Para explicar tan desconcertantes deducciones, asienta Eddington que, al principio, cuando
la circunferencia del universo tenía menor radio, la luz necesitaba 6.700 millones de años
para dar la vuelta: ahora bien, el universo adquiere radio doble cada 1.300 millones de años;
por tanto, la luz viene a ser en este caso como un corredor que corre sobre una pista en la
cual la meta se aleja más de prisa de lo que adelanta el corredor, y así como éste nunca
llegará a la meta, así tampoco la luz podrá dar la vuelta al universo.
Durante los primeros tiempos, cuando el universo acababa de ver perturbado su equilibrio y
el grado de expansión era pequeño, la luz y las demás radiaciones lo recorrieron una y otra
vez hasta ser absorbidas. Pero esto duró hasta que el universo se expansionó a 1,003 de su
radio inicial. Entonces se terminó para siempre la posibilidad de dar la vuelta completa: las
ondas de luz, en su marcha vertiginosa, dieron una vuelta más en el tiempo restante: las que
partieron después ya no podrán dar nunca la vuelta. Algo más tarde, cuando la expansión
llegó a 1,073, comenzó la última media vuelta: y desde ese momento, ya le fue imposible a la
luz el recorrer otra media vuelta, de suerte que a cada estrella o sistema corresponde una
región del universo que no puede ser alcanzada por la luz de una a otro. Y no pudiendo
llegar la luz, en sentir de Eddington, ninguna otra influencia puede llegar, dado que no se
conoce otro agente que pueda viajar más de prisa que la luz. Por esto hase comparado el
espacio esférico a una burbuja que se dilata: cuando la expansión alcanza el valor de 1,073,
puede decirse que estalla la burbuja, pues aquellas regiones intermedias que no pueden ser
alcanzadas por ninguna influencia causal, resultan tan desunidas como los fragmentos de
una burbuja después que estalló.
DESVIACION DE LA LUZ EN EL CAMPO GRAVIFICO DEL SOL. Fenómeno previsto por
la teoría de la relatividad y luego comprobado durante eclipses.