ASTRONOMIA - Los cometas
COMETAS PERIODICOS
Son los que se presentan con cierta regularidad, de tiempo en tiempo, por recorrer órbitas
elípticas. Hasta 1940 los catálogos señalaban 37 cometas periódicos cuyo retorno ha sido
observado una o varias veces, y 34 cometas periódicos de los que sólo se conoce una
aparición. Entre los cometas periódicos merecen especial mención: Halley, Encke, Biela,
Morehouse, Daniel, Brooks y Donati.
El COMETA HALLEY fue estudiado y observado por Halley en su aparición de 1682. Es el
que mayor celebridad ha alcanzado por haber proporcionado a ese astrónomo la gloria de
calcular la primera órbita cometaria y predecir su vuelta para fines de 1758 o a principios de
1759. En efecto, el cometa fue visto en la noche de Navidad del año 1758. Investigaciones
posteriores revelaron que el cometa había sido visto el año 187 antes de Jesucristo, siendo por
tanto aquélla la 271 aparición, puesto que el cometa Halley tiene un período aproximado de
75 años. Las apariciones posteriores a las del año 1758 han tenido lugar en los años 1835 y
1910; la próxima visita de este célebre cometa está señalada para el año 1985.
La aparición del cometa Halley en 1910 revistió especial interés por la circunstancia de que su
cola debía alcanzar a la Tierra. Pero, al verificarse el cruce por mayo de dicho año, ni pudo
observarse la cabeza del mismo, sobre el disco solar, ni se pudo después encontrar el más
mínimo vestigio de los gases de su cola en nuestra atmósfera.
EL COMETA HALLEY. Fotografía obtenida el 13 de mayo de 1910 en el Observatorio
Lowell.
El COMETA ENCKE fue visto por primera vez en París por Mechain el año 1786 y observado
luego por diversos astrónomos, aunque sin identificarlo; hasta que Encke en 1818 calculó su
órbita exacta y halló como período 3,28 años, lo que hace que sea el período más corto entre
todos los conocidos de los cometas. Es notable en este cometa la disminución progresiva de
su período, a razón de unas dos horas y media por vuelta; pero he aquí que, desde el año
1868 ha cesado la disminución de período, sin que hasta el presente haya sido propuesta una
explicación satisfactoria de este fenómeno. Se conocen ya 41 apariciones del cometa Encke, en
la mayoría de las cuales se presenta como telescópico.
El COMETA BIELA fue descubierto por este astrónomo austríaco en 1826, quien calculó su
período en unos 6 años y 9 meses. Después se comprobó que ya había sido observado antes
en 1772 y 1805. En 1846 este cometa se dividió en dos, presentando cada fragmento su cabeza
y su cola propias y siguiendo órbitas diferentes, aunque muy parecidas. En la reaparición de
1852 los dos cometas estaban separados por más de dos millones de kilómetros. El astro
debía reaparecer en 1859, 1866, 1872 y 1885; pero no pudo ser visto. En cambio, en 1872 y
1885 se observaron dos copiosísimas lluvias de estrellas que se atribuyeron a la
desintegración de esos dos cometas en innumerables corpúsculos.
El COMETA MOREHOUSE fue descubierto por este astrónomo en 1908, y tiene de notable el
ser el cometa que más revelaciones ha aportado a la astronomía cometaria, por razón de los
curiosos y rápidos cambios en la configuración de la cola y en las particularidades de su
espectro. Durante el período de calma presentaba el núcleo envuelto en una enorme
cabellera, de la que salían filamentos luminosos, rectilíneos, orientados en dirección a la cola,
presentando entonces esta última largas estrías luminosas dispuestas en forma de abanico,
mientras que desde la cabellera del cometa hacia lo largo de la cola eran proyectadas como
largas bocanadas de materia, al mismo tiempo que en la cola aparecían rayos extrañamente
encorvados.
El COMETA DANIEL fue descubierto en 1907 y tiene un período de revolución de seis años
y medio. Las investigaciones realizadas por Kopff, en Heidelberg (Alemania), sobre este
cometa, dieron por resultado que ciertos rayos emanados de él no pueden explicarse por la
mera fuerza repulsiva del Sol. De aquí que Kopff suponga que, en la cabeza de este cometa,
actúen dos fuerzas: una repulsiva, que tiene su origen en el Sol, y otra que nace de la cabeza
del cometa.
EL COMETA DANIEL. Las estrellas aparecen como trazos por haber sido regulado el
movimiento de la cámara fotográfica según el movimiento propio del cometa.
El COMETA BROOKS fue descubierto por este astrónomo en el año 1889, pero el astrónomo
Barnard observó en sus proximidades otros dos cometas más débiles, que por sus grandes
analogías con el cometa principal se supone se trataba de desprendimientos del mismo;
todavía en Austria se observó un tercer acompañante. El período del cometa Brooks es de
unos 7 años. Uno de los cometas secundarios perdió el núcleo al poco tiempo, y después de
convertirse en una masa difusa, fue esfumándose hasta desaparecer, mientras el núcleo del
tercer acompañante adquiría tal brillo que llegó a superar al del cometa principal, para
volver luego, al poco tiempo, a su estado primitivo. El cometa Brooks sólo se ha visto en
cuatro apariciones: la de su descubrimiento en 1889 y en las de los años 1896, 1903 y 1911. En
1918 y en los años siguientes, en que le tocaba presentarse de nuevo, nada se ha podido
observar de él.
El COMETA DONATI se llama así por haberlo visto por primera vez este astrónomo en
Florencia (Italia) el año 1858. Es uno de los cometas más espléndidos y curiosos del siglo
pasado, pues habiéndose presentado al principio como una débil nebulosa de 3 minutos de
diámetro, al poco tiempo se empezó a formar la cola, que luego aumentó con rapidez y
adquirió una forma extraña, parecida a una pluma, cuya longitud aparente era de 60° y la
real de 70 millones de kilómetros. Al mismo tiempo se observaron en la cabeza de este
cometa notables fenómenos: en el núcleo y con períodos de 4 a 6 días y a veces más se
originaron una serie de capas que pasaron sucesivamente a la cola dividida a su vez en dos
partes.
Se cree que los cometas de órbita abierta o parabólica constituyen el hecho primitivo, y que la
existencia de cometas periódicos de órbita elíptica o cerrada sería sólo un efecto natural de la
evolución regular de las órbitas cometarias. Laplace fue de parecer que los cometas
procedían del mundo interestelar y que habían sido capturados por nuestro Sol en su marcha
a través del espacio. Recientemente ha sido lanzada la idea de que, en torno del Sol, a la
distancia de varios miles de unidades astronómicas (llámase unidad astronómica la distancia
Tierra-Sol, o sea unos 150 millones de kilómetros) existiría una zona llena de pequeños astros
que, de cuando en cuando, dejarían escapar un cometa. Esta hipótesis, por rara que parezca,
es la que mejor se aviene con los hechos observados. Con todo, no deja de haber puntos
oscuros en esta explicación; por esto puede decirse de los cometas que sabemos mejor cómo
perecen, que no de dónde vienen y cómo nacen; esto es ya un gran paso en el desciframiento
del enigma de los cometas.