ARTE - La pintura en la América hispánica
El arte pictórico de los indios de
América comprendía, por una parte, la decoración de sus
templos y palacios; por otra, los documentos pictográficos que conocemos con el nombre de
CODICES. Frente a esa manifestación artística, la pintura europea, importada después de la
conquista, desarrolla ampliamente sus actividades al servicio de la Iglesia, que fue la que
introdujo, además de los elementos fundamentales de la cultura, el arte. En pintura existen tres
manifestaciones: decoración al fresco de conventos e iglesias, códices pos-colombinos y
pinturas al óleo. Hasta la fecha, sólo en México se han encontrado ejemplares de los dos
primeros casos. El otro abunda en todo el continente.
Un centenar, por lo menos, de monasterios mexicanos está decorado en su ingreso, su claustro,
su iglesia, con pinturas al fresco, tomadas de grabados europeos con gran sentimiento indígena.
Es decir, que el gran arte de los fresquistas europeos ha encontrado un reflejo conmovedor en
el trabajo de los indios mexicanos ejecutado al amparo de la Iglesia católica.
La pintura al óleo se desarrolla abundantemente en toda América. Es esencialmente religiosa,
como se ha dicho. Traduce en el lienzo los misterios de la religión, o reproduce la vida de los
santos, o su imagen, de acuerdo con el gusto reinante. Su criterio artístico varía, desde algunos
cuadros arcaicos que pueden ser asimilados a los primitivos, hasta una pintura convencional
que trata
sólo de ser agradable a los fieles, sin que en ella aparezca el menor esfuerzo de
originalidad o de prestigio. Para que se tenga idea de lo enorme que fue la tarea de los pintores
que florecieron en la América hispana, baste decir que el autor de estas líneas ha registrado los
nombres de más de seiscientos pintores coloniales de México.
Frente a esta cifra, en un trabajo de tan reducidas proporciones no cabe otro recurso que
mencionar a los principales artistas, y recomendar al lector interesado en estos asuntos que
busque obras de especialistas.
