ARTE -El arte cristiano primitivo
El arte de las catacumbas, o sea el de los sepulcros en que se enterraba a los primitivos
cristianos en Roma, es un arte ingenuo y simbólico. Por una explicable reacción contra el
antropomorfismo, es decir, la representación de los dioses en forma humana, que fuera la
esencia de la religión pagana, tanto en Grecia como en Roma, los cristianos recurren a símbolos
para expresar la divinidad. Estos símbolos son: la paloma, el navío, el faro, el delfín, el cordero,
la vid, el pez, el anda. Aparecen únicamente unas cuantas figuras: la imagen del Buen Pastor y
la imagen de Cristo. Hasta el siglo y, Cristo aparece como un joven imberbe, con el rostro
enmarcado con cabellos rizados. A partir de esa época se le ve como un varón respetable y
barbado.
La pintura de las catacumbas ofrece un carácter didáctico o educativo: reproduce los símbolos
cristianos para que los fieles los conozcan y los veneren. Parece una protesta contra la pintura
decorativa que usaban los paganos.
Las principales catacumbas de Roma son las de San Calixto, Flavia Domitila y Santa Priscila.
Las figuras están pintadas al fresco o grabadas con un punzón sobre una fina superficie
cubierta de estuco.
PINTURA CRISTIANA DE LAS CATACUMBAS. Este mural pertenece a la catacumba de
Priscila, en Roma, y fue pintado hacia el año 300. A la izquierda, se representa a la muerta, con
el contrato matrimonial. Al centro, a la muerta bienaventurada. A la derecha, a la muerta,
madre. El arte cristiano primitivo se refugió en estas cuevas sepulcrales y, repudiando el estilo
naturalista y mundano del arte griego, se aplicó cada vez más a las formas esquemáticas y
estilizadas.
Cuando se logra la paz de la Iglesia, en el año 313, y los cristianos pueden ejercer libremente su
culto, se construyen numerosas basílicas: templos de tres a cinco naves que imitaban en su
estructura una construcción romana dedicada a los litigios mercantiles.
No existen pinturas, las cuales son reemplazadas por mosaicos. El mosaico es una decoración
formada por pequeños fragmentos de mármoles, piedras de colores y cristales dorados, con los
que se organizan dibujos y verdaderos cuadros. El mosaico se usaba en Roma en los
pavimentos. En el arte cristiano primitivo se emplea en los muros y para decorar la bóveda en
cuarto de esfera que cubre el ábside. Por circunstancia inexplicable, los más bellos mosaicos
son los más antiguos, llenos de gracia y ligereza, como si prolongaran el arte romano, y
conforme avanza el tiempo van tomándose más secos, más austeros, menos expresivos. Así
serán los mosaicos de la época bizantina. El arte cristiano primitivo desconoce la escultura,
puesto que era éste el recuerdo más penoso y denigrante de las religiones paganas.