ARQUITECTURA Y URBANISMO
Luis Piette, arqueólogo francés, ha ordenado en la serie que lleva su nombre las actividades
artísticas de la Prehistoria.
Se advierte en ella cómo halló el hombre, en su propio cuerpo, campo propicio para sus afanes de
arte. Cicatrices y tatuajes diéronle así una suerte de personalidad física en las sociedades primitivas,
cuyos artistas crearon después y sucesivamente: la escultura de bulto y el bajo relieve, el dibujo y la
pintura, la cerámica, copiando formas humanas y luego formas animales, y, finalmente, la
composición ornamental geométrica.
El juego de esta última, una abstracción cuya procedencia debe buscarse en los reinos vegetal y
animal, constituye, pues, la etapa final del arte primitivo. Bajo el signo formal de la Geometría
habría de surgir también, pero posteriormente, la Arquitectura, cerrándose así el cuadro de las artes
plásticas y demostrándose, a la par, que la actividad inteligente del hombre señoreó, antes que
otros campos, los de su sensibilidad ante la belleza, fundamento del arte.
Frente a las cuevas, a los nidos o a los panales fabricados por sus hermanos inferiores, en la escala
zoológica, el hombre erige, en siglos anteriores a la Historia, las primeras piedras sujetas a su
actividad constructiva. Testimonio éstas de sentimientos o preocupaciones no aclarados aún
suficientemente, parecen destinadas más a perpetuar el recuerdo de los muertos que a servir las
necesidades de los vivos.
Así surgió la Arquitectura, con el tiempo llamada a desenvolverse bajo el doble carácter de lo útil y
de lo bello. Y que no bien asocia varios troncos o piedras en la obra, revela la satisfacción de su
permanente capacidad para aliar arte y técnica; y para resolver sus problemas de contenido sin
desmedro de sus preocupaciones por la forma.
Pero el autor de astas actividades, antes de edificar bajo la luz del sol, ha vivido en cavernas o
grutas disputadas a las fieras cuando no ha excavado cuevas. En otros casos, a la orilla de lagos o
de ríos, ha construido sobre pilotes múltiples viviendas de troncos y techos pajizos. En estos
recursos no sólo ha buscado defensa contra I a s inclemencias del medio ambiente, sino que
ha
asegurado su vida contra las asechanzas de las fieras. Obra troglodítica la primera y palafítica la
segunda, organizadas en grupos, ambas contienen en germen el espíritu de asociación que
brindará, con el tiempo, la organización de poblados y de ciudades.
Viviendas y ciudades constituyen, pues, polos distintos de una misma preocupación. Viviendas
que resuelven el problema de alojar conveniente y decorosamente a la familia. Ciudades en las que
impera el afán de superar las dificultades creadas por la convivencia humana, para alojar higiénica
y orgánicamente a la sociedad.
Está reservado a la Arquitectura y al Urbanismo atender tales servicios, de los que curan los
arquitectos, en sus dos actividades profesionales: la de erigir y reformar casas o la de proyectar y
modificar ciudades.
Por razones penosas, pero fáciles de alcanzar, las últimas guerras han tornado perentorias ambas
actividades.