ARQUEOLOGIA - La Edad de los Metales en América
LA RIQUEZA METALIFERA COLOMBIANA
Ya en la América del Sur, encontramos entre los chibchas de Colombia el primer gran centro
metalúrgico de la América meridional. Numerosos testimonios muestran a estos pueblos como
poseedores de una capacidad muy grande y desenvuelta en el manejo de aquellos metales. Sin
embargo, los únicos usados fueron los que se encontraban en estado nativo: el oro y el cobre.
Con ellos hicieron toda la gama de sus instrumentos, ya empleándolos aisladamente, ya
fundiéndoles en aleaciones de proporciones diversas. Según dice Vicente Restrepo: "La falta de
relaciones entre los chibchas y las tribus que quedaban bastante distantes de su territorio fue
motivo para que las obras de arte de cada pueblo tuvieran su sello original. En cuatro escuelas
bien caracterizadas pueden agruparse los objetos de orfebrería indígenas, que se han sacado de
las tumbas: la quimbaya, la antioqueña, la chiriquí y la chibcha. Esta última quedaba muy atrás
de las otras y la quimbaya sobresalía entre todas por la maestría y el buen gusto de sus
artífices".
En efecto, los quimbayas eran verdaderos maestros en el arte de obtener para cada objeto la
resistencia y el temple necesarios, de acuerdo a su ulterior destino. Asimismo, lograban en sus
joyas un brillo y un pulimento inigualable. Todo esto concedía a sus producciones la altura
ejemplar que Restrepo le reconocía. Buena prueba de ello la tenemos en lo que se ha dado en
llamar "el tesoro de los quimbayas", magnífica colección de piezas de oro que Colombia regaló
a España y que se encuentran, en la actualidad, en el Museo de las Indias, de Madrid.
Los quimbayas fundían el oro en crisoles de barro de forma de cono truncado. Luego
laminaban el metal empleando martillos de piedra. Además como
los propios chibchas
fueron habilísimos en unir al oro con aleaciones diversas, no sólo para adquirir metales de
mayor dureza, sino también con finalidades puramente decorativas. La ornamentación la
obtenían ya por el estampado (como otros pueblos andinos), ya por medio de cinceles de
metal, con los cuales repujaban sobre las tersas superficies.
Por su parte los chibchas tenían como secreto de su propia industria una técnica especial para
colorear el cobre, proporcionándole el mismo tono dorado del oro. La semejanza era tan
perfecta, que los españoles se engañaron más de una vez, especialmente en los primeros
tiempos de la conquista, tomando por objetos del metal precioso los que sólo eran de cobre
coloreado (o tumbaga). Según Oviedo, él mismo habría visto la planta que proveía a los indios
del material vegetal necesario para dorar el cobre, pero no se ha conservado ni su nombre ni su
descripción y hoy ignoramos cuál es.
Sus procedimientos técnicos comprendían también el empleo de moldes para el vaciado de las
piezas, en las cuales se empleaba cera. En otros casos se trabajaba por medio de un molde de
arcilla, recubierto de cera, sobre el cual se vertía el metal en fusión. Este procedimiento queda
evidenciado en los hallazgos arqueológicos, en muchos de los cuales las piezas fracturadas
muestran el molde de arcilla interno. En otras ocasiones, especialmente en las figuraciones de
animales o de hombres, las facciones, las extremidades y aun ciertos detalles del tocado o de
los adornos o de las armas, están constituidos por finos hilos metálicos, adheridos por fusión
sobre la superficie de las piezas, ya totalmente, ya por sus extremos.
DEL TESORO DE LOS QUIMBAYAS. Vaso en forma de cabeza hueca, con incisiones
simulando tatuajes o pinturas faciales y agujeros para pasar aros en todo el contorno de las
orejas. Según Márquez Miranda.