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ARQUEOLOGIA - La Edad del Bronce en las regiones del Mediterráneo
EN LA PENINSULA IBERICA
Los arqueólogos españoles y portugueses han podido reconocer la existencia de diversos
"círculos" culturales correspondientes a la Edad del Bronce en la Península Ibérica. Primero, el
círculo portugués, comprendiendo Portugal y Galicia. Dentro de él podemos señalar la
presencia de un período Neolítico final, la de un Eneolítico inicial y la de un pleno Eneolítico.
Desde el punto de vista de las artes menores, estos tres períodos se caracterizan,
respectivamente, por toda la gama del instrumental de piedra pulida (para el primero) ; por
puntas de flechas, muy bien retocadas, con pedúnculos o con aletas, puñales de mano o
enmangados, de sílex, placas de pizarras con decoración antropomorfa incisa, cilindros y conos
de piedra calcárea y cerámica tosca y poco decorada (para el segundo); por una gran perfección
en el pulido de la piedra, especialmente en las hachas; por una cerámica en forma de campana,
que quizá venga del norte de Africa; por una serie muy variada de piezas posiblemente
destinadas a cultos religiosos y por la aparición de punzones, puntas de flechas, puñales y
hachas de cobre (para el tercero) . En materia de arquitectura la caracterización de los tres
períodos es, respectivamente, por dólmenes de cámara poligonal y de corredor incipiente; por
sepulcros de corredor y galerías cubiertas; por sepulcros de corredor y de cúpula, cuevas
naturales y artificiales y la aparición de concentraciones urbanas.
En el centro de España aparece otro círculo cultural muy amplio, al cual se ha denominado
"cultura de las cuevas". Es fácilmente reconocible por la decoración de la cerámica, hecha con
impresiones digitales o con incisiones, predominando cada una de estas técnicas al Norte y al
Sur, respectivamente. De la última de ellas, para algunos autores, se derivan los vasos en forma
de campana de que antes hablamos. También en este círculo podemos establecer la existencia
de los mismos tres períodos que en el anterior. En el primero, los hallazgos del material
arqueológico dentro de las cuevas sólo ofrecen trabajos imperfectos en piedra y objetos de
cerámica tosca. Sólo por excepción algún hallazgo —como el de la Cueva de los Murciélagos
(Granada) — nos muestra la existencia de objetos de oro y de rudimentarios tejidos de esparto.
En el segundo, hallamos los tipos de cerámica antes enunciados. En el tercero, la cerámica en
forma de campana, ya afirmada plenamente, es acompañada por formas globulosas, de vasos
con pie y de escudillas. Castilla y Andalucía han dado buena muestra de ello, especialmente en
los cementerios de Carmona y Marchena, para la primera de esas regiones, y las de
Ciempozuelos y Somacén para la segunda. En cuanto a la arquitectura, toda la región andaluza
muestra galerías cubiertas y sepulcros de cúpula en una serie extraordinaria de cuevas y
refugios. En cambio, las catalanas se dividen en el grupo de la provincia de Lérida, donde se
prosigue con la decoración en relieve, y el resto, que entra dentro del "círculo" pirenaico, del
cual nos ocuparemos luego.
CERAMICA NEOLITICA IBERICA. Entre las numerosas muestras, generalmente muy toscas,
de esta alfarería, se destacan las piezas correspondientes a la cultura hispano mauritana con
decoración geométrica. Según Martínez Santa-Olalla.
El sudeste de España es mucho más conocido y permite el establecimiento de un Eneolítico
finamente reseñado en su evolución progresiva. Es así como, gracias a las investigaciones
modernas, podemos establecer la presencia de una industria lítica amplia; de una cerámica
constituida alrededor del núcleo de las piezas en forma de campana y de otras formas conexas,
sobre las cuales aparecen, ya elementos antropomorfos o zoomorfos estilizados en su
modelado, ya pinturas de igual carácter; una gran riqueza de formas metalúrgicas, ya puñales,
ya hachas planas, ya elementos ornamentales, a los que deben agregarse todavía perlas de
collar y ámbar trabajado. En cuanto a la arquitectura, este "círculo" nos muestra poblados y
necrópolis que van evolucionando. En el pleno Eneolítico las casas son rectangulares, hechas
de muro de piedra sin mortero, a pesar de lo cual presentan a veces complicados sistemas de
fortificación y de conducción de las aguas (como en Los Mi-liares). Respecto a los cementerios,
comienzan en el Eneolítico, por consistir en simples fosos en la tierra. Luego se los reviste de
losas de piedra y, ya en el Eneolítico, se introduce el sistema de las grandes construcciones
funerarias hechas con gruesos bloques.