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ARQUEOLOGIA - La Edad del Bronce en las regiones del Mediterráneo
EN CERDEÑA Y SICILIA
Las culturas insulares mediterráneas de la Edad del Bronce, comprenden, como puntos
principales, estas dos grandes islas. En la primera hemos visto ya que los nuraghi encuentran
su exacta correspondencia en los talayotes y navetas de las Baleares. Los arqueólogos italianos
reconocen en esas torres habitaciones fortificadas de los jefes de cada agrupación de viviendas.
Como en España, los vasos en forma de campana (y otros tipos derivados) constituyen la
cerámica característica. Sin embargo, un nuevo tipo de alfarería, de procedencia del
Mediterráneo oriental se halla allí. Este tipo de vasos, característico de la segunda ciudad de
Troya, no debe extrañarnos. En efecto, lingotes de cobre, hallados en Cerdeña, son de evidente
factura cretense. Esto quiere decir que la expansión de aquella cultura ha alcanzado hasta el
Mediterráneo central.
Montelius y Kossinna han fijado en cinco los períodos de la cultura de Cerdeña. En el primero
hay grandes hachas de bronce de borde saliente y enormes puñales triangulares con lengüeta
de bronce. En el segundo, al lado de las hachas, hay espadas cortas y puntas de lanzas con
cabo. En el tercero aparecen, además, hoces, pinzas y fíbulas de la forma de arco de violín. En
el cuarto, dos tipos de hachas —de aletas y de talón—, anzuelos con agujeros para el cordel,
vasos con decoraciones repujadas y dos tipos de fíbulas (en formas de arco y de serpiente). En
el quinto, una nueva forma de fíbula (la de disco en espiral), Con ellas, desarrollo de urnas
funerarias, en forma de casa y de tejado, otros vasos netamente funerarios y aparición de las
primeras hachas de hierro.
En Sicilia, tras de un período Neolítico puro, aparece la cultura Eneolítica y, casi en seguida, el
principio de la Edad del Bronce. Como objetos típicos, tenemos plaquitas de hueso alargadas,
con adornos en relieve. Cual en el caso anterior, son absolutamente semejantes a las que se
encuentran en la segunda ciudad de Troya. Ello indicaría, pues —como lo ratifican vasos
pintados micénicos y otros objetos que aparecen más tarde durante la Edad del Bronce—, la
existencia de una indiscutible influencia procedente del Mediterráneo oriental. Pero, además,
la cerámica —especialmente con las copas de pie alto— nos advierte de una etapa cultural
correspondiente a una intrusión de El Argar. De manera que esta isla es el punto de conjunción
de dos grandes corrientes culturales, una micénica y otra germánica, cuyas relaciones y
contactos recíprocos no nos son bien conocidos todavía.
En cuanto a lo arquitectónico, se encuentran en Sicilia los vestigios de poblados, así como
construcciones, que responden a dos tipos fundamentalmente diferentes y a dos etapas
cronológicas distintas: al comienzo, la construcción circular; al final, las rectangulares. En
cuanto al culto de los muertos, se realiza en cámaras sepulcrales, excavadas en la roca blanda,
donde se depositan los cadáveres rodeados de un ajuar funerario constituido por objetos de
piedra, la primera cerámica pintada y algunas pocas piezas de bronce. Esto indica que estamos
en el comienzo de aquella Edad.