ANTROPOLOGIA - Los tres tipos de hombre fósil llegados hasta nosotros
Henos en el momento en que conviene discurrir acerca del papel que juegan estas tres raza?
fósiles o estos tres diversos tipos de humanidad prehistórica en el terreno en que les toca
actuar. Para ello nada mejor que reproducir aquí los conceptos, breves y precisos, con que
Boule razona este punto: "En resumen, en nuestras regiones, los Hombres del pleistoceno
superior, es decir, de la Edad del reno, realizan un tipo nuevo, infinitamente superior a los
tipos anteriores y que entra, por todos esos caracteres, en el bloque universal de los Homo
Sapiens actuales. Sus rasgos en general son suficientemente uniformes como para que ciertos
antropólogos se sientan llevados a agruparlos bajo la denominación común de raza de
CroMagnon. Pero hay también una cierta diversidad de caracteres, que concuerda bien con la
larga duración de la edad del reno y con los movimientos de las poblaciones que las
variaciones de la industria nos hacen asimismo entrever.
"Hemos distinguido bastante fácilmente, y sin recurrir a procedimientos y análisis demasiado
sutiles, tres tipos principales que parecen haberse sucedido sobre nuestro territorio: Grimaldi,
CroMagnon y Chancelade. Estos tres tipos se nos aparecen como variedades, escalonados en el
tiempo y más o menos diferenciados, de una forma general, dolicocéfala, largamente
diseminada y de la cual ignoramos todavía el origen o simplemente la procedencia. Lo que es
extremadamente interesante es que presentan afinidades con cada una de las tres divisiones de
los hombres actuales: negros, blancos y amarillos. A cada una de las poblaciones a que se
refieren corresponde una industria y un arte bastante especiales, aunque, en su conjunto, la
Edad del reno entera constituya un bloque muy homogéneo y que parece, hasta estos últimos
tiempos, muy aislado en el tiempo y en el espacio.
"Actualmente, no podemos menos de crear vinculaciones entre los hombres de la primera
Edad del reno, es decir, los auriñacienses, o los primeros al menos de esos auriñacienses, con
ciertos grupos actuales, y así, nos inclinamos a admitir que son de origen africano. La
presencia y la persistencia de una abundante industria auriñaciense en Africa y sobre todo en
el
Africa del Norte (donde ella es designada con los términos de industria capciense o
getuliense); la cadena ininterrumpida, a través de todo el continente negro, del Norte al Sur, de
un arte parietal o rupestre; los parecidos realmente extraordinarios que existen entre el arte de
los africanos del Sur y nuestro arte prehistórico; la comprobación, debida a los notables
trabajos de Breuil, de los términos de pasaje observados en España del arte auriñaciense y
magdalenense al arte menos naturalista y más esquemático de las regiones más meridionales,
y también con el arte neolítico de Susa; todo ello aboga en favor de nuestra hipótesis, todo ello
concuerda para romper el aislamiento de la Edad del reno de nuestro país y para hacernos
admitir grandes nexos con regiones y poblaciones a las cuales la Prehistoria comienza apenas a
revelar con sus descubrimientos.
"Los Negroides de Grimaldi son, sin duda, africanos, lo que no está en contradicción formal
con la opinión de Verneau, que los considera como autóctonos, pues la autoctonía ha de tener
siempre un comienzo.
"Los CroMagnon se habían constituido en los países mediterráneos y desenvuelto
grandemente en la Europa occidental y meridional. Si no corresponden más exactamente a
ningún grupo étnico actual, sus diversos rasgos se encuentran aquí y allá, en nuestros días, con
más o menos nitidez, en las poblaciones de muchos países. Parecen representar un antiguo
fondo que dista mucho todavía de estar agotado.
"Los Chancelade nos muestran un grupo ya evolucionado en una dirección diferente,
probablemente bajo un ciclo más septentrional. Habrían venido a suplantar a los CroMagnon
más o menos hacia el fin del Pleistoceno y se habrían retirado más tarde hacia el Norte, en la
aurora de los tiempos actuales y al mismo tiempo que el reno, bajo la arremetida de nuevos
invasores."
Naturalmente, todas estas conclusiones son provisionales y adolecen, forzosamente, de un
necesario aire de vaguedad. Son el resultado del estado actual de nuestros conocimientos sobre
la materia, que nuevos hallazgos podrán modificar o definir mejor y que el propio Boule
comienza a perfilar más concretamente. Pese a estas circunstancias, esta síntesis precisa define
admirablemente lo que hoy pensamos sobre el particular.