ANTROPOLOGIA - Los primates: monos y hombres
LOS SIMIOS FOSILES
En diferentes lugares del mundo, en estratos igualmente disímiles entre sí, los paleontólogos
han encontrado restos fósiles de simios, reveladores de que distintas especies de ellos vivían
sobre la tierra desde los tiempos eocenos, es decir, desde los comienzos de la Era Terciaria y
como contemporáneos, por lo tanto, de los más antiguos órdenes de mamíferos. Su punto de
partida parece vincularse con el grupo de los insectívoros, de los cuales, en muchos casos
apenas pueden ser diferenciados. Los lemúridos actuales tienen cierto parecido con los más
evolucionados de sus antecesores eocenos. Desde esa época sus diferenciaciones son amplias:
ciertos detalles de la dentición, por ejemplo, nos demuestran que en Estados Unidos existían,
por aquellas épocas, tanto pequeños simios de régimen frugívoro, como de régimen omnívoro.
No hay, en cambio, vestigios de simios más evolucionados, del tipo de los actuales primates.
Para Boule éstos han debido nacer en un continente boreal americanoeuropeo, hoy
parcialmente desaparecido. De América del Norte se habrían propagado a América del Sur
(contrariamente a lo que suponía nuestro compatriota Ameghino). Pequeñas modificaciones
anatómicas, logradas por evolución, y tales como la pérdida de un premolar y la amplificación
de su caja cerebral a expensas del rostro, habrían transformado a esas formas eocenas en
verdaderos simios, de los cuales, a su vez, por ulterior evolución se habrían formado los
actuales platirrinos.
En cuanto a Europa, los más antiguos restos de lemúridos, realmente aceptables, pertenecen a
terrenos del eoceno medio de Francia y de Suiza. Como insinuábamos anteriormente, el
parentesco de formas entre estos antiguos simios y los insectívoros es tan grande que, en
muchos casos, las primeras determinaciones, promovedoras de gran ruido, con las que se creía
haber logrado el hallazgo de lemúridos eocenos, han debido ser trasladadas a los insectívoros
propiamente dichos. Esto es lo acontecido, por ejemplo, con el Plesiadapis (encontrado cerca
de Reims); en cambio, el Protoadapis ha resultado ser, realmente, un lemúrido perfecto.