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AGRICULTURA - Consideraciones generales sobre la Agricultura
En general, cuando se habla de Agricultura, pocas veces damos a este vocablo la importancia
real que tiene. Pensamos, sí, en la relación íntima que ella guarda con la alimentación de los
pueblos, pero lo que quizá no nos habremos planteado es que el mundo vegetal condiciona la
vida humana y animal Sin vida vegetal, la humanidad perecería de hambre y frío. Solamente
los vegetales están capacitados para almacenar la energía solar, sin la cual, de más está
decirlo, no habría ni remotamente posibilidades de vida alguna.
La Química, que día tras día hace progresos maravillosos, no ha encarado, por considerarlo
imposible, la alimentación, excluyendo las fuentes del mundo vegetal. Por esta razón decimos
que la Agricultura deberá ser atendida con mucha mayor dedicación en todas las partes del
mundo donde ella se practica.
Regiones enteras, cuyos climas, si bien rigurosos, admitían la Agricultura merced a un
sistema de forestación natural, han sido convertidas, por culpa exclusiva del hombre, en
zonas áridas, desiertas, donde solamente es posible la vida de algunas que otras especies
insignificantes. Se han cortado árboles sin discriminación alguna, con una inconsciencia
inconcebible, sin reparar en lo futuro, pero el daño ge tan grande, que las generaciones
coetáneas ya sintieron los efectos desastrosos de tales procederes.
Esos árboles retenían las escasas aguas que las lluvias esporádicas proporcionaban en
contadas oportunidades. Los vientos secos y calientes que se dirigían hacia los cultivos eran
contenidos por ese cerco y menguados sus efectos, al proporcionarles agua, que esa masa
vegetal evaporaba. Hoy, donde la mano egoísta taló esas reservas, impera la desolación. Esa
retaguardia tenaz ge anulada, los vientos puestos en libertad en su máximo rigor, y entonces
ge algo así como una llamarada viva que abrasó los sembrados. Ya no ge posible la
Agricultura y desde ese momento comenzó el éxodo incesante del hombre en busca de otras
tierras donde le fuera posible la vida.
Esta amenaza, consecuencia de la mala administración de la naturaleza, no rige solamente
para zonas extremas. Las mejores comarcas pueden ser víctimas del hombre y convertirse en
desiertos. Esto es lo que ya ha ocurrido en gran escala en muchas partes del mundo y en otras
se va en camino de ese fin.
Como la planta es una resultante de los factores clima y suelo y este último se comporta
según el tratamiento que se le asigne, tratamiento que se manifiesta en las labores culturales y
en la forma de realizarlas, concluiremos que, mal encarada la conservación de los suelos, la
respuesta de los cultivos será negativa y, en consecuencia, existirá la posibilidad de su
extinción.
Tales son, a grandes rasgos, la importancia y los infinitos obstáculos con que debe luchar la
Agricultura.
No existen, por otra parte, dos zonas iguales para los distintos cultivos, y en la mayoría de los
casos esta disparidad rige para las mismas especies, por lo que, al hablar de Agricultura, será
preciso tomar en cuenta los principios básicos, variando en consecuencia los detalles con los
distintos lugares de cultivo.
Como consideración particular, señalaremos que existen dos tipos de agricultura: extensiva e
intensiva. Ambas requieren métodos de trabajo diferentes y exigen capitales de inversión
distintos.
En la agricultura extensiva se deja librado el cultivo, más o menos, a la buena voluntad de la
naturaleza. El hombre aporta su trabajo en la medida indispensable que la producción
requiere para darse por segura. En la agricultura intensiva el hombre es el factor activo y la
naturaleza es modificada, controlada o anulada según las exigencias de las especies vegetales.
La primera, la extensiva, tiene lugar en los países donde el valor de las tierras es de bajo costo,
la mano de obra abundante y, por consiguiente, de escasa remuneración, y el valor de la
producción, de poca monta.
En los países donde el valor de la mano de obra, el de las tierras y el de la producción
alcanzan cifras elevadas convendrá obtener un máximo de beneficio, recurriendo para ello a
satisfacer todas las necesidades que los cultivos requieran, siendo entonces necesario
intensificar el factor hombre y desde luego el capital. Es en estos lugares donde logran éxito
las prácticas de agricultura intensiva.
Antes de entrar al estudio del cultivo de las diversas especies y ya que hemos de hablar del
suelo y de la producción con relación a la superficie cultivada, conviene que el lector tenga
presente las diversas medidas que rigen en los principales países y la correspondencia de las
mismas con el sistema métrico decimal.