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AERONAUTICA - Introducción histórica
Desde la más remota antigüedad, manifestó el hombre el anhelo de cruzar el espacio imitando
a los pájaros, expresándolo en leyendas míticas de dioses que volaban y de formas
semihumanas con alas. Estas leyendas primitivas tuvieron origen, con ligeras variantes y
embellecimientos, en muchos países distintos y han subsistido hasta hoy en libros de cuentos
de fantasía y como supersticiones locales.
Pegaso, el famoso caballo alado de la mitología griega, fue utilizado como medio de
transporte por algunos de los principales dioses griegos, y llevó a las Musas en sus vuelos de
inspiración. Se cree que ya 250 años antes de la Era Cristiana un faraón egipcio utilizó
palomas mensajeras para el primer vuelo de carga conocido. Desde las fértiles tierras de los
cereros de Baalbek, 220 km al norte de Jerusalén, se lanzaron palomas portadoras de un
diminuto cestito sujeto a una de sus patas, llevando cada una su cereza más allá del Nilo, para
el desayuno del faraón.
El mar de Icaro, en la zona del Mediterráneo, fue llamado así por el probable "primer
aviador", hijo de Dédalo, el escultor. Dédalo y su hijo f caro eran prisioneros del rey Minos de
Creta; se hallaban en una prisión de la isla y trataron de escapar volando sobre los mares.
Dédalo, con gran habilidad, construyó dos pares de alas, que él y su hijo aseguraron a sus
espaldas, con cera mágica, cuando se dispusieron a huir. Fascinado con su nuevo poder, Icaro
desoyó las advertencias de Dédalo y se remontó más y más en las alturas. No pudiendo
resistir el enorme calor del sol al alcanzar las más altas regiones de la atmósfera, la cera se
derritió, e Icaro, perdidas las alas, cayó, hundiéndose en las profundidades del mar.
La primera concepción de un paracaídas figura en el mito de Sarraceno de Constantinopla,
quien fabricó una cuerda endurecida y rígida, con unas piezas en forma de costillas, con la
cual podía saltar desde gran altura sin peligro.
Estas leyendas primitivas demuestran que las semillas del vuelo germinaron en muchas
mentes. Los chinos, sin embargo, fueron probablemente los primeros en traspasar las fronteras
de la fantasía y fabricar un dispositivo práctico para volar. Observando el efecto del viento al
hacer volar las hojas, papeles y otros objetos livianos, desarrollaron varios tipos de cometas,
similares a las utilizadas como juguetes por los niños de hoy. Los chinos encararon muy
formalmente la construcción de sus cometas o barriletes e hicieron algunos lo bastante
grandes como para soportar el peso de un hombre y hay constancia de que los usaron como
puestos de observación en las batallas. Aunque los aparatos de observación han sido
enormemente mejorados desde las primitivas cometas chinas, en las guerras modernas se usa
la misma estrategia mediante los pequeños aviones de enlace entre las fuerzas de mar y tierra.