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La Biblia
66
1 Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la
tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y
dónde el lugar de mi reposo? 2 Mi mano hizo
todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a
aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
3 El que sacrifica buey es
como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro;
el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso,
como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma
amó sus abominaciones, 4 también yo escogeré
para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y
nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis
ojos, y escogieron lo que me desagrada.
5 Oíd palabra de Jehová,
vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os
echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se
mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos.
6 Voz de alboroto de la
ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos.
7 Antes que estuviese de
parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo.
8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá
la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo
de parto, dio a luz sus hijos. 9 Yo que hago
dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el
nacimiento? dice tu Dios.
10 Alegraos con Jerusalén, y
gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que
os enlutáis por ella; 11 para que maméis y os
saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con
el resplandor de su gloria.
12 Porque así dice Jehová:
He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones
como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y
sobre las rodillas seréis mimados. 13 Como
aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén
tomaréis consuelo. 14 Y veréis, y se alegrará
vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de
Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos.
15 Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego,
y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión
con llama de fuego. 16 Porque Jehová juzgará
con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán
multiplicados.
17 Los que se santifican y
los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de
cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.
18 Porque yo conozco sus
obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y
lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 19 Y
pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a
Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas
que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las
naciones. 20 Y traerán a todos vuestros
hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en
carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice
Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a
la casa de Jehová. 21 Y tomaré también de ellos
para sacerdotes y levitas, dice Jehová.
22 Porque como los cielos
nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová,
así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 23 Y
de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar
delante de mí, dijo Jehová.
24 Y saldrán, y verán los
cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca
morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.
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