PARÁLISIS Y SUS CAUSAS
TRATAMIENTO DE LA PARÁLISIS
En general, a vista de una parálisis, el médico debe determinar su naturaleza, y, antes de hacer la prescripción, debe examinar si la parálisis es sintomática de alguna enfermedad del cerebro, de la médula o de los nervios, si es simpática, o, en fin, si es esencial.
Las parálisis simpáticas deben ser tratadas combatiendo la causa que, por acción refleja, produce la abolición de la sensibilidad y del movimiento. Preciso es curar la tenia, la dispepsia, la enteritis crónica, las enfermedades de la vejiga o de la piel, que son el origen de los accidentes paralíticos.
En las parálisis sintomáticas de cualquier enfermedad del cerebro, de la médula o de los nervios, el tratamiento difiere según la época de la enfermedad Así en la apoplejía, no es conveniente tratar la parálisis en los primeros días del ataque; pero cuando, al cabo de dos o tres meses, la enfermedad del cerebro puede darse por curada, conviene entonces combatir los accidentes paralíticos por medio de los excitantes locales del sistema muscular que más adelante indicamos.
En las parálisis esenciales y en las parálisis simpáticas, cuando el efecto dura después de la causa, preciso es combatir la parálisis por los medios excitantes que siguen:
Internamente.
Tintura de árnica. Valeriana en polvo, 4 gramos por día. Esencia de trementina, 4 a 8 gramos por día. Infusión de serpentaria de Virginia, 180 gramos por día.
Externamente.
Sinapismos. Vejigatorios. Vejigatorio Albespeyres. Baños calientes aromáticos. Fricciones con linimento amoniacal, linimento amoniacal alcanforado, linimento alcanforado amoniacal cantaridado. Linimento de cantáridas alcanforado, linimento fosforado, linimento trementinado, linimento de Rosen, con bálsamo de Fioraventi, con tintura de valeriana, con aceite sinapizado. Estricnina por el método endérmico. Electrización con corrientes interrumpidas o con corrientes continuas merced al aparato de Trouvé, de Ruhmkorff, de Gaiffe. Amasamiento.
Baños sulfurosos calientes. Caldas de Ledesma, Panucos, Arechavaleta, Betelu, Fuente Álamo, Lugo, Puda, Tiermas, Cervera del río Albania, y otras caldas sulfurosas. Aguas de Alhama de Murcia, Caldas de Malavella, Cestona, Filero, Sacedon, Molar, Quinto, Solares, Trillo, Caldas de Montbuy, Alhama de Granada, Balaruc, y otras aguas salinas.