HERIDAS Y ÚLCERAS
UTILIDAD DE LOS INJERTOS DE PIEL EN LAS ÚLCERAS
Los numerosos ensayos hechos en los hospitales de Inglaterra, Alemania e Italia, vinieron a confirmar la utilidad de este método; sobre todo en las úlceras de cura difícil, extensas, causadas por el fuego, en las úlceras varicosas y otras. Era una práctica desde tiempos atrás conocida, que la formación de puntos de cicatrización en el centro de las úlceras, facilita la cura de los bordes.
Úlceras cancerosas.
Se desarrollan en los lugares afectados de cáncer. Son profundas, segregan un pus fétido, tienen bordes irregulares y vueltos hacia afuera. Se tratan mediante la cauterización con cáustico sulfo-azafranado o con pasta de cloruro de zinc.
Úlceras escorbúticas.
Obsérvanse en los individuos afectados de escorbuto. Son lívidas, fungosas, sangran a la menor presión; tienen bordes abultados, hinchados e irregulares. El tratamiento interno y local está indicado en el tratamiento del Escorbuto.
Úlceras escrofulosas.
Son las que, sin causa apreciable, se encuentran en individuos que presentan todos los caracteres de la diátesis escrofulosa. Se manifiestan en todas las partes del cuerpo, pero principalmente en el cuello. Son de color rojo, cubiertas de carnes esponjosas blandas. Los bordes muchas veces están desprendidos y violáceos. Estas úlceras exigen un tratamiento interno, los tónicos, el aceité de hígado de bacalao, los baños de mar. El tratamiento local consta de las aplicaciones indicadas contra las úlceras atónicas.
Úlceras sifilíticas.
Pueden ser primitivas, esto es, manifestarse algunos días después del contacto impuro; o consecutivas, es decir, presentarse después de una afección antigua, cuyos primeros síntomas habían ya desaparecido. Las úlceras primitivas se muestran comúnmente en los órganos genitales; las consecutivas aparecen en la garganta, dentro de las narices, en las piernas y brazos. Por lo general, las úlceras sifilíticas son redondas, de bordes duros y cortados perpendicularmente. El tamaño es muy variable, las primitivas (chancros) tienen la dimensión de la cabeza de un alfiler o de una arveja; las consecutivas pueden adquirir grandes dimensiones. Todas exigen el uso interno del mercurio y del ioduro de potasio, cuyas preparaciones van indicadas en el tratamiento de la Sífilis, lo mismo que las curaciones locales.
Úlceras de las cicatrices.
El tejido de las cicatrices se retrae continuamente, y las rasgaduras se producen al menor esfuerzo, y de aquí proceden las úlceras. Sobrevienen, sobre todo en las piernas, en los brazos y en la cara. Principian por una grieta que se extiende poco a poco. Trátanse como las úlceras callosas; pero el único remedio eficaz es la autoplastia o el injerto dérmico.