HERIDAS Y ÚLCERAS

HERIDAS CONTUSAS

Resultan de la acción de instrumentos contundentes, piedras, palos, dientes de animales, el paso de una rueda de carruaje, la caída de un cuerpo pesado, balas de espingarda, etc.

Las heridas contusas que solo comprenden la piel se llaman excoriaciones o exfoliaciones.

A pesar de la dificultad de obtener la reunión por primera intención en las heridas contusas, preciso es hacerla; una porción del retal adhiérese pronto a las parles subyacentes, y los bordes de la solución de continuidad supuran. Sin embargo, no conviene practicar la reunión de todas las porciones de la herida contusa, por temor de que los líquidos reunidos debajo del retal no puedan correr hacia afuera.

Hecha la reunión, la cura se termina por medio de planchuela de hilas mojada en aguardiente alcanforado, y sobre ella se aplica una cataplasma de linaza o de fécula. Tres o cuatro días después se cambia el aparato, y al mismo tiempo se limpia la herida con una esponja empapada en agua templada; las curas siguientes se hacen cada 24 horas.

Si sobreviniese inflamación, combátase con cataplasmas de linaza o de fécula, con aplicaciones continuas de paños mojados en agua templada, o con irrigaciones no interrumpidas del misino líquido.