FORMAS MEDICINALES
BAÑOS DE LLUVIA, DUCHAS, CHORROS
Consisten en aplicaciones de columnas de líquido de diámetro y temperatura variables, que tocan cualquier parte del cuerpo, con fuerza también variable y dependiente de la altura del depósito de agua.
Los baños de lluvia son buenos en algunas neurosis graves, como la córea, el histerismo y otras. Su temperatura es de 17 a 20° centígados. El aparato propio para su administración consiste en una especie de garita de 12 metros de altura, por cima de la cual han sobrepuesto un receptáculo de zinc, de una capacidad para 30 a 40 litros de agua, y con el fondo lleno de agujeros que se tapan merced a una válvula movible. El enfermo colorado dentro de esta garita, todo desnudo, recibe una especie de aguacero, que dura todo lo más de dos a tres minutos.
Las duchas son ascendentes cuando se dirigen de abajo a arriba; descendentes cuando tienen lugar en sentido inverso, horizontales cuando se efectúan lateralmente. Pueden ser también frías, templadas o calientes de agua natural, de decocciones de plantas medicinales, o de aguas minerales.
El tiempo que debe durar una ducha varía con arreglo a las circunstancias; pero comúnmente su duración se extiende de 5 a 10 minutos.
El aparato propio para dar duchas es muy sencillo: consta de un receptáculo colocado a la altura de 1 hasta 4 metros, y de cuyo fondo parte un tubo de cuero muy flexible, con una espita en la extremidad, y además un apéndice. El diámetro de la espita es de 12 a 25 milímetros, y puede achicarse a voluntad. El apéndice, de quita y pon, da lugar a que la espita confluya en puntas de variadas formas, siendo algunas veces como las de las regaderas.
Empléanse las duchas frías en neuralgias y muchas enfermedades nerviosas. Las duchas calientes son provechosas en las hemiplejías, parálisis locales, dolores reumáticos crónicos, en algunos casos de anquilosis incompletas, infartos indolentes, etc. Las duchas sulfurosas calientes convienen en particular contra las enfermedades de la piel.