FIEBRES
TRATAMIENTO DE LA INFLUENZA
El tratamiento de la influenza es muy sencillo y se reduce a poca cosa.
La antipirina ha producido, en casi todos los enfermos a los cuales se ha administrado, una sedación marcada. Dos o tres gramos de este medicamento tomados en dosis fraccionadas han bastado para hacer desaparecer la cefalalgia.
El reposo en el lecho o en la habitación, la dieta, las bebidas calientes y alcoholizadas (entre ellas el vino de champagne) bastan para producir la curación de la influenza.
Al cabo de cinco o diez días, los enfermos entran en convalecencia pero sufren todavía durante algún tiempo de una tos fatigosa y de un abatimiento general; están doloridos, quebrantados, incapaces de todo esfuerzo serio, como si saliesen de una fiebre tifoidea grave, y el uso de tónicos enérgicos les hace solo recobrar lentamente las fuerzas.
Algunas veces, como hemos dicho al principio, se presentan erupciones cutáneas. Algunos doctores, entre ellos el Dr. Rouss, atribúyenlas más al uso de la antipirina que a la enfermedad misma. En todo caso desaparecen a compás de la misma influenza.