FIEBRES
SÍNTOMAS DE LA INFLUENZA
Pesadez de cabeza, cefalalgia, algunas veces general, por lo común suborbitaria, lasitud espontánea, debilitamiento general muy marcado, dolores en los miembros, en los riñones, insomnio, abatimiento moral.
Unas veces, la enfermedad se anuncia por vértigos seguidos de dolor de garganta y de sensación de frío general; otras veces, por nauseas y vómitos. Cuando se lucha con estos síntomas continuando sus ocupaciones se está expuesto a las influencias del aire exterior y casi siempre se agrava el mal.
Una vez confirmada la enfermedad, la cefalalgia persiste, sobre todo en la frente y en la raíz de la nariz; muchas veces se extiende de la cabeza a los músculos del cuello estorbando sus movimientos. El dolor de riñones llega a ser un verdadero lumbago; con los dolores contusivos de los miembros coincide casi siempre debilitamiento excesivo fuera de toda relación con la benignidad de la afección y que constiluye un rasgo característico de la grippe.
Algunas veces los enfermos tienen ansiedad, delirio, sobresaltos. La intensidad del movimiento febril es variable; hay generalmente exacerbación nocturna.
Las epistaxis, los dolores articulares, las erupciones cutáneas fugitivas han sido observadas en muchas epidemias.
Las alteraciones del aparato respiratorio son variables y van de un simple coriza a y la tos a la disnea. Los síntomas del catarro faltan muchas veces completamente. Las mucosas nasal, faríngea, traqueo-bronquial, se congestionan ordinariamente. La tos existe en casi todos los casos, algunas veces poco frecuente, en general intensa y dolorosa, habitualmente seguida de expectoración sero-mucosa.
Los órganos de la digestión pueden igualmente sufrir; las señales a ellos relativas no tienen el valor de los demás síntomas: la sed es viva, el apetito disminuido o abolido, la lengua blanca; el abdomen y los hipocondrios con frecuencia dolorosos; hay vómitos y diarrea, sobre todo al fin de la enfermedad.