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FIEBRES

CAUSAS DE LA INFLUENZA


La aparición de la influenza, su marcha acelerada de Este a Oeste, su propagación rápida, han sido explicadas de modo diverso.

Hoy como hace dos siglos se han invocado las influencias atmosféricas y se ha buscado en los cambios bruscos de temperatura el origen de la epidemia. Se ha invocado posteriormente la existencia de un germen mórbido arrastrado por las corientes de aire y propagado por ellas.

El Dr. Weber, de Halle, no cree en la influencia de las variaciones súbitas de la temperatura ni en las de las corrientes de aire. Atribuye la influenza a la presencia de un microbio especial que se encontraría, según él, en las mucosas nasales. Según Weber, la enfermedad sigue las grandes vías de comunicación, alcanza las grandes ciudades antes que las aldeas; se extiende tanto más fácilmente cuanto más fáciles son las comunicaciones.

El Dr. Maximiliano Jolles, cree haber descubierto este microbio en los esputos de los enfermos y que es análogo al bacilo de la neumonía, descubierto por Friedlaender.

Desde la epidemia de 1889, el carácter contagioso de la enfermedad había herido el espíritu de todos los sabios y en todos los laboratorios se hacían esfuerzos por descubrir el microbio específico que debía ser el agente del contagio.

Se ha reconocido, sea en el cadáver, sea en las secreciones de los enfermos, cierto número de especies micróbicas entre las cuales dominaban el estreptococus y el pneumococus. Estos diversos gérmenes eran la causa de infecciones secundarias que venían a complicar la influenza, pero no eran los agentes específicos de la enfermedad.

El profesor Babés y más tarde Kowalski habían señalado en el producto de la expectoración de los enfermos la presencia de un pequeñísimo bacilo que se mostraba patógeno para los conejos.

Recientemente, en Alemania, Pfeifer (yerno y ayudante de Koch) Kitasato, Carmon, atribuyen la causa de la influenza a la penetración en la sangre y en las vías respiratorias de un pequeñísimo bacilo, patógeno para el conejo y el mono, que responde sensiblemente al microbio ya visto por Babés y Kowalski.

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