ENFERMEDADES DEL SISTEMA URINARIO
NEFRITIS ALBUMINOSA O ALBUMINURIA
Enfermedad caracterizada sintomáticamente por la aparición de la albúmina en las orinas, por el edema de la cara, perturbación de la vista, anasarca general u otras hidropesías; y anatómicamente por la congestión pasajera de los riñones, o por lesiones renales de aspectos varios, que producen la obstrucción de los canales uriníferos.
Conócese la presencia de la albúmina en la orina por medio del calor y del ácido nítrico, que ambos tienen la propiedad de coagular dicha sustancia. Al efecto, caliéntase encima de la lámpara un poco de orina encerrada en un tubo de vidrio, y si el precipitado obtenido no se disuelve con la adición de una gota de ácido úrico, será prueba de que está formado por la albúmina. Lo mismo puede decirse cuando, en otro tubo, la orina precipita directamente por el ácido nítrico, y cuando el precipitado no se disuelve en un exceso de ácido o por la ebullición.
La albuminuria dependiente de la afección de los riñones constituye únicamente la verdadera enfermedad; no se la debe confundir con ciertas albuminurias accidentales. En efecto, la presencia de la albúmina en la orina se manifiesta en la preñez, en la inflamación de la vejiga, en la escarlatina, en la difteritis, en la hematuria, etc. Estas albuminurias se extinguen con la enfermedad principal. En el estado de salud la orina no contiene albúmina.
Síntomas.
La albuminuria puede manifestarse repentinamente por calofríos, fiebre, dolores en la región lumbar, lo cual constituye la forma aguda. La orina, segregada en menor cantidad que en el estado ordinario, es rojiza al principio; pero al cabo de algunos días toma un color cetrino pálido y a causa de la albúmina que entonces contiene es más espumosa que en el estado normal. La cantidad de orina vertida en 24 horas desciende muchos veces a menos de 700 y aun de 500 gramos. Sobreviene hinchazón en la cara y en otras partes del cuerpo.
En dos o tres semanas la enfermedad puede curarse o pasar al estado crónico. La forma crónica puede ser consecuencia de la aguda; sin embargo casi siempre es primitiva. He aquí los síntomas: orina poco abundante, pálida, de escaso olor; precipita mucha albúmina por el calor o por el ácido nítrico; pérdida progresiva de las fuerzas, peso en la región lumbar, hinchazón de los párpados, de los pies, ascitis, debilitamiento de la vista, diplopía, ceguera, vértigos, delirio, convulsiones.
Tratamiento.
En la forma aguda: cocimiento de grama compuesto, agua de Sedlitz, baños de agua tibia; fumigaciones de bayas de enebro sobre el cuerpo desnudo, envuelto en manta de lana; preparaciones de digital. Tomar leche en abundancia.
En la forma crónica: régimen mixto, tónico, lácteo; comidas muy saladas; 4 a 8 gramos de sal marina en un vaso de leche por día (Jaccoud); tanino, percloruro de hierro, hierro reducido, hierro dialisado. Contra la hidropesía; vino de coloquíntidas, vino diurético de Trousseau, vino diurético amargo; pirofosfato de hierro citro-amoniacal. Vino de Saint-Raphael.