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ENFERMEDADES DE LA PIEL

TIÑA


La tiña verdadera, pórrigo o favus, es una afección de los cabellos producida por la existencia de un vegetal parásito u hongo, y caracterizada por elevaciones del volumen de una cabeza de alfiler, llenas de materia purulenta, que se deseca y forma costras de color amarillo, muy adherentes, circulares, deprimidas en el centro, altas en los bordes, las cuales ocasionan la caída del cabello. Esta enfermedad es contagiosa; debe ser diferenciada de las tiñas falsas, que consisten en erupciones de otra forma, que no son contagiosas.

Hay muchas especies de tiñas falsas: consisten en costras de color pardo o violado, sin excavación central, o en escamas furfuráceas (eczema), o en vesículas llenas de líquido transparente, seguidas, después de su ruptura, de escamas amarillas (impétigo, usagre).

Tratamiento.

Para curar la tiña verdadera conviene:
1° Destruir el vegetal parásito.
2° Modificar el estado de la piel para que este vegetal no tenga ya en ella más las condiciones necesarias a su existencia.
3° Combatir las erupciones provocadas por el parásito; modificar, por un tratamiento higiénico y farmacéutico apropiado, la constitución de los enfermos.

Los parásitos de las tiñas pueden existir, en el cabello, en la superficie de la piel, entre ambas capas epidérmicas, y en los folículos pilosos. Para hacer desaparecer el hongo situado, ya en el espesor de la epidermis, ya en la parte externa, bastan las pomadas que matan el vegetal; pero para poder alcanzarlo en la raíz del cabello es indispensable la epilación unida a las pomadas.

Consiste, pues, el tratamiento de la tiña verdadera en lavar la cabeza con agua y jabón, aplicar, durante uno o dos días, cataplasmas de fécula, para despegar las costras. En seguida se aplica una capa de aceite de cade, que destruye en parte el hongo situado en la superficie de la cabeza, y facilita la extracción del cabello. El mismo día se procede a la epilación, que consiste en arrancar los cabellos uno a uno con pinzas. Durante la epilación se hacen lavatorios con la loción parasiticida. Los mismos lavatorios son seguidos por mañana y tarde durante dos o tres días después de terminada la epilación, y en seguida se sustituyen por las unciones de pomada de turbit mineral, hasta la completa cura. Por lo común una sola epilación no es bastante; preciso es practicarla dos, tres y aun más veces. Si la epilación completa se puede hacer en una sola operación, es mucho mejor.

Las demás aplicaciones aconsejadas contra la tiña verdadera son: Glicerado fénico. Ácido acético cristalizable diluido en tres partes de agua. Pomada sulfuro-jabonosa. Pomadas antipsóricas. Pomada de hollín. Lociones con cocimiento de hollín. Pomada antiherpética. Pomada contra la tiña. Loción de Barlow. Lociones con licor de Labarraque. Régimen analéptico. Tisanas de bardana, dulcamara, fumaria, paciencia. Purgantes.

En el tratamiento de las tiñas falsas se emplean los mismos medios, menos el arrancamiento del cabello.

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