ENFERMEDADES DE LA PIEL
CALLO EN LOS PIES
Dureza epidérmica que se forma en los pies, en los lugares expuestos a un rozamiento continuo.
Compónese de una porción superficial, seca, en forma de cabeza de clavo, y de una porción más angosta, más profunda, que penetra hasta los tendones y los huesos. Esta porción está atravesada por un prolongamiento vascular, que diferencia el callo de la callosidad, la cual consiste en un simple endurecimiento de las capas epidérmicas.
Tratamiento.
Cortar de vez en cuando con un cortaplumas bien afilado, o con un instrumento a propósito, las callosidades, capa por capa. Adelgazarlas con la lima, con piedra pómez mojada en solución de potasa.
Después de cortado el callo, como queda explicado, aplicar esparadrapo de diaquilon gomado, o papel Fayard para evitar el roce. Aplicar sobre el callo un pedazo de esparadrapo doblado dos o tres veces y perfóralo en el centro, en el lugar correspondiente al callo; por este medio el callo no experimentará compresión del calzado. A este fin, hay en las tiendas de bragueros unas rodajas de franela gruesa, de 2 1/2 centímetros de diámetro, taladradas en el centro y cubiertas de goma en una de sus caras. Humedécese ligeramente la cara engomada y se aplica sobre el callo, cuidando de que el agujero de la rodaja corresponda exactamente con el callo.
Estos medios producen solo un alivio momentáneo, y son aplicables principalmente a las callosidades; no curan los callos propiamente dichos, porque no se saca la raíz. El medio radical consiste en la extirpación. Al efecto, despegase el borde del callo con una aguja aplastada y de punta roma, despréndese poco a poco el tubérculo calloso en toda la circunferencia, y hecho esto se arranca fácilmente la raíz sin dolor ni hemorragia.