ENFERMEDADES DEL ESTÓMAGO Y LOS INTESTINOS
SIFÓN ESTOMACAL PARA EL LAVADO DE ESTÓMAGO
El sifón estomacal de Faucher se compone de un tubo de caucho, flexible y elástico de 1 metro 50 centímetros de largo, que en una de sus extremidades tiene un embudo de vidrio o de metal; hay tubos de tres dimensiones, de 8, 10 y 12 milímetros de diámetro, pero se usa por lo común el de 10 milímetros.
He aquí cómo se procede para introducir el tubo en la cavidad estomacal:
Untase con glicerina de preferencia a toda otra sustancia grasa. A veces basta con solo mojarlo en agua. Introdúcese en la boca del doliente y éste hace algunos movimientos de deglución, y a cada uno empuja ligeramente el tubo que poco a poco y sin esfuerzo alguno llega a entrar en la cavidad del estómago.
Una raya marcada en el tubo a la distancia, en largo, de 45 a 50 centímetros indica el punto en que la operación debe ser suspendida.
Esta primera parte de la operación es facilísima y hasta señoras muy nerviosas y susceptibles, logran hacer penetrar, después de la primera vez, el tubo en el estomago sin dificultad alguna.
A la primera vez pueden sobrevenir bascas como para vomitar; pero estos síntomas desaparecen a la segunda, tercera o cuarta vez que se practique la operación; y al cabo los enfermos concluyen por tragar el tubo como si fuese un largo macarrón cocido.
El resto de la operación es algo más dificultosa y necesita cierta práctica. El enfermo, ya este acostado o de pie (que es la mejor posición), levanta el embudo y en él vierte el líquido que se quiere introducir en el estómago, que debe ser en mucha cantidad, por lo menos un litro.
Antes que todo el líquido haya desaparecido del embudo se baja con prontitud y viértese dentro de un vaso cualquiera y el líquido vuelve a salir enteramente.