ELECTRICIDAD
INFLUENCIA DE LOS RAYOS X SOBRE LOS PATÓGENOS
Muchos periódicos de medicina han publicado notas relativas a los experimentos hechos por algunos fisiólogos o médicos acerca de la acción de las ondas catódicas sobre los microbios patógenos. El Dr. Parville resume esta materia en la siguiente forma:
Puesto que los rayos X atraviesan también los tejidos era racional indagar si ejercen o no alguna influencia sobre los microbios patógenos del cuerpo humano y si, por consecuencia, pueden ser utilizados en terapéutica.
La luz común, conforme a los trabajos de los Sres. Duclaux y Arloing, es un poderoso antiséptico; sólo que no penetra a través del organismo. Hace ya algunos meses el Dr. Minck, de Munich, se propuso aplicar los rayos X al tratamiento de las enfermedades micróbicas; las experiencias no dieron el resultado que se esperaba.
Últimamente el Dr. Sermani comunicó al Real Instituto de Lombardía el resultado de los experimentos hechos en 16 especies distintas de bacterias. Los rayos X no produjeron efecto alguno. Verdad es que estos autores operaron sobre culturas hechas en tubos de vidrio, y ya es sabido que estos tubos oponen grande resistencia a la penetración de los rayos X.
Ahora los doctores L. Lortet y Genoud de Lyón pretenden, al contrario, que los rayos Roentgen actúan sobre las bacterias patógenas. El 25 de abril pasado inocularon la tuberculosis en ocho cobayos de regular tamaño y poco más o menos de la misma edad. El 25 de abril, puestos de costado tres cobayos se someten a radiaciones Roentgen sobre la región inyectada. Desde el día 25 de abril hasta el 18 de junio se verifica este tratamiento, una hora diaria. El 6 de junio los cinco cobayos no tratados por los rayos X presentaban en el lugar inoculado abscesos ganglionales con supuración: todos los tejidos inmediatos estaban empastados. Por el contrario, los tres cobayos sometidos a las radiaciones no tenían absceso alguno. El 18 de junio los cinco cobayos estaban muy delgados. Los tres animales sometidos al tratamiento se hallan en buen estado, aumentan de peso y no presentan el menor vestigio de supuración en los ganglios inyectados.
Por consiguiente, la radiación Roentgen mollificó por lo menos el desarrollo agudo de la tuberculosis y transformó felizmente su marcha en los cobayos sometidos a la experiencia. Estas primeras tentativas no bastan para una deducción, pero favorecen la idea de que los nuevos rayos ejercen cierta influencia favorable sobre las tuberculosis superficiales y sobre los ganglios tuberculosos del mesenterio.
Los doctores Lortet y Genoud notaron de pasada lo que confirman los hechos indicados precedentemente: que las paredes torácicas y los pulmones se atraviesan con la mayor facilidad por los rayos X. Estos rayos pasan también a través de las masas intestinales aun estando éstas llenas de materias alimenticias. Sea como fuere, se pueden experimentar las radiaciones sobre las regiones tuberculizadas, principalmente en los niños. Es de desear que los doctores Lortet y Genoud prosigan estas interesantes investigaciones.
Estas tentativas fisiológicas me parecen algo prematuras, y que deberían proseguirse por más tiempo antes de juzgar acerca de sus resultados. Esta observación es harto superficial por lo que toca a las aplicaciones en terapéutica, pero bueno es que se conozcan todas estas investigaciones: por esto me ha parecido útil consignarlas.