ELECTRICIDAD
APLICACIONES DEL GALVANOCAUTERIO CON ACUMULADORES
Nota que en la Academia de Medicina de París, en la sesión del 18 de noviembre de 1884 leyó el Sr. León Labbe, individuo de la Academia.
La primera tentativa de aplicación de los acumuladores eléctricos a la cirugía la hizo el Sr. Trouvé, por medio de la pila secundaria del Sr. Plante, acumulador en superficie que sólo podía enrojecer un cauterio pequeño, cuando más durante 7 a 8 minutos.
Si hoy día ocupa la galvanocaustia térmica tan importante lugar, lo debe a la modificación que hizo en la pila secundaria de Plante el Sr. Faure, inventor de los acumuladores en profundidad o con óxido, abriendo con esta invención era nueva a las aplicaciones industriales de la electricidad.
El Sr. Bayer, otologista de Bruselas, en una comunicación presentada al Congreso de Copenhague, hizo sobresalir las ventajas que se podrían sacar del empleo de los acumuladores en la cirugía y la medicina. Pero los acumuladores cuyo empleo aconseja, pesan el doble de los que empleamos nosotros. No dio el Sr. Bayer ningunos pormenores relativamente a su empleo o al tiempo que pueden funcionar.
En una nota anterior, el Sr. Bayer cita una experiencia que hizo con un acumulador Faure del pesos de 8 kilogramos, de que resultó que no es este aparato superior, en cuanto productor, al acumulador Plante.
Ha pasado el acumulador Faure por sucesivos perfeccionamientos que dieron por resultado mayor capacidad en la fuerza de concentración y disminución en el peso y tamaño.
Un ingeniero muy distinguido, el Sr. Pallot Gadot, fue el constructor de los acumuladores que son la parte activa de nuestro galvanocauterio. Con leve modificación, los hicimos estancos, condición esencial de un aparato medico do este género. Hicimos reunir estos acumuladores en una caja con los diversos cauterios, que se pueden sacar fácilmente para emplearse o para cargarlos de nuevo.
La intensidad de la corriente que desarrolla cualquiera de estos acumuladores es de 20 amperes; la fuerza elctromotora es de 2 1/4 por cada uno de ellos. Los hilos conductores, reunidos en una vaina de caucho, no son pesados ni embarazosos como los antiguos hilos de las pilas de galvanocaustia.
Para las operaciones que se hayan de practicar en el útero y para la mayor parte de aquellas que se hacen en la piel: tumores, etc., basta el aparato con dos acumuladores. En los casos de cauterio o asas de grandes dimensiones bastarán 5 o 4 acumuladores reunidos. Para las operaciones quirúrgicas de las cavidades pequeñas como de los oídos, la garganta, la nariz, es suficiente un solo acumulador.
La iluminación de estas cavidades, tan fácil hoy día después del descubrimiento de las lámparas de incandescencia, se hace también con esos acumuladores que son más cómodos que las pilas de bicromato. En nuestra clínica y en la práctica, alumbramos el espéculo con uno de esos acumuladores que puede mantener una lámpara de incandescencia de dos velas por diez horas poco más o menos.