ELECTRICIDAD

APARATO MAGNETOELÉCTRICO DE BRETON

De la gaveta en que se hallan los diversos accesorios, se sacan los hilos conductores y se fijan en el aparato. Las otras extremidades de estos hilos se fijan ya en los cilindros metálicos, si se desea hacer pasar el fluido eléctrico por las manos o por los brazos, ya en las chapas si se traía de electrizar las piernas o los pies, ya, en fin, en los cabos aisladores, en los cuales se han de fijar según las partes del cuerpo que deben ser electrizadas, los diferentes conductores, tales como la esponja como conductor húmedo, el pincel eléctrico, por medio del cual se obtiene un haz considerable de electricidad, o los conductores esféricos, o semiesféricos.

Todo preparado de esta suerte, se pone el enfermo en comunicación con el aparato mediante dos hilos conductores, prendidos por una extremidad al aparato, y llevando en la otra punta los accesorios arriba mencionados. Pónese entonces en juego la manivela.

El enfermo, empuñando los cilindros u otros excitadores, recibirá fuertes conmociones, cuya intensidad podrá ser disminuida por medio del botón graduador, al cual bastará dar algunas vueltas, para hacer salir del aparato una regla pequeña, cuyas divisiones indican los grados de intensidad.

Si al apartar el botón graduador se experimenta una pequeña resistencia, no se debe violentar, porque entonces la reglita está al fin de su marcha, y el aparato en el máximo de su flojedad. Lo mismo es cuando se da vueltas al botón y en sentido contrario; no se debe tampoco violentar cuando se experimenta una ligera resistencia, porque habiendo entrado la reglita dentro, el aparato se halla en el máximo de su fuerza magnética.

Auméntase la intensidad de las conmociones mojando con agua las partes del cuerpo que se están electrizando.