ANTISEPSIA, ASEPSIA E HIGIENE
PREPARACIÓN DE LAS GASAS ANTISÉPTICAS
Dase el nombre de gasa a un tejido finísimo de algodón engomado y con grandes mallas que se emplea en la industria del vestido. La gasa farmacéutica no debe tener goma, ha de ser blanca y desengrasada por medio de una lejía de sosa con agua. La mejor gasa es la que tiene quince hilos por cada centímetro cuadrado (15xl5). También la hay menos tupida (9x9); pero cuando se quiere dividirla en tiras haciendo un corte con la tijera y rasgando en sentido opuesto, se desgarra de modo irregular y se deshilacha.
En cuanto a la preparación de la gasa medicamentosa es necesario emplear siempre un tejido de la misma clase; porque como la cantidad de sustancia medicamentosa que se ha de adherir a la gasa se calcula conforme al peso de ella, y como el peso de los trozos de gasa de iguales dimensiones varían según la anchura de las mallas, sólo siendo idénticas las gasas empleadas se consigue fijar en ellas la misma dosis de sustancias.
La gasa 15x15 generalmente tiene 1 metro de anchura y cada metro pesa de 40 a 45 gramos; de modo que 22 a 25 metros pesan, poco más o menos, 1 kilogramo.
Una buena gasa desengrasada hidrófila; mojada en agua y después exprimida conserva por término medio 1 1/4 de su peso de agua: así pues, una pieza de gasa que pese 1 kilogramo, mojada en un exceso de solución hidroalcohólica de ácido salicílico pesa, poco más o menos, 2,250 kilogramos, después de exprimida. Este es un peso aproximado que puede servir de norma cuando se quiera preparar solamente la cantidad de gasa necesaria para una operación.
Las gasas medicamentosas se preparan de dos maneras diferentes. Una de ellas consiste en impregnar primeramente la gasa en un líquido adherente y espolvoreando por encima y de la manera más regular posible la sustancia activa pulverizada. La otra manera consiste en mojar la gasa en una solución, bien hecha, de sustancia medicamentosa.
De uno u otro modo, primeramente es necesario pesar la gasa, y después, basándose en este peso, hay que preparar la cantidad de líquido adherente o de solución medicamentosa. Métese entonces la gasa en el liquido y en ella se deja unos quince o veinte minutos o más según los casos, sácase luego y exprímese hasta que quede una cantidad por ciento de medicamento igual a la que el peso corresponde con abstracción, naturalmente, de los líquidos volátiles que han de desaparecer al secarse la gasa.
Para impregnar las gasas importa mucho emplear soluciones bastante concentradas. Importa de igual modo exprimir bien. En efecto; si se usan soluciones mixturadas con agua y se exprimen levemente con objeto de conservar sobre la gasa la proporción de sustancia activa que se desea, cuando luego se seca corre el líquido por las puntas y escurre al mismo tiempo que refuerza esa parle de gasa; así se pierde una cantidad de sustancia y además se reparte mal la que queda.
La desecación debe hacerse en un cuarto cuyas ventanas tengan cristales amarillos, para que no penetre la luz blanca del día, pues esta descompone muchas de las composiciones que entran en la preparación de las gasas antisépticas. Cuando el líquido en que se haya de impregnar la gasa sea acuoso o alcohólico para que la gasa se seque basta tenderla en cuerdas o varillas de madera. Si los líquidos contienen materias grasas a etéreas mejor es secar la gasa en devanadera.
Entiéndese que esta desecación debe hacerse en lugar donde no haya llama alguna, pues los disolventes empleados y las mismas gasas son sumamente inflamables. Por último, la persona que deba manipular las sustancias, más o menos cáusticas y algunas veces muy activas, debe tener guantes de caucho.
Las gasas se pliegan en paquete, de 1, 5 o 10 metros. Si el medicamento empleado es volátil se conserva la gasa en frascos bien tapados o envolviendo la gasa en papel de pergamino o en papel encerado.